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Actualizado: 15 de junio de 2025
Oía sonar el piano lejos, muy lejos, como una musiquilla de liliputienses. «Ahora es Wagner pensaba ; eso lo conozco: Parsifal, "El encanto del Viernes Santo"... Ahora es Schubert: el "Quinteto de la Trucha". ¡Cosa graciosa!... Ahora... ahora...» Y no pudo reconocer nada más, porque dejó de oír la música.
¿Qué le vas a preguntar? dijo el cura riendo, en espera de un chiste. Le voy a preguntar a ver si por los demás peces que ha conocido se ha enterado algo de cómo están mis parientes al otro lado del mar, allí en América. Porque estas truchas saben mucho. Hombre, sí, pregúntale. Cogió Fernando la fuente en donde estaba la trucha y se la puso delante, luego acercó el oído muy serio y escuchó.
¡Quién fuera trucha para morderte una pantorrilla y chupar esa sangrecita dulce! ¡Quién fuera anguila para deslizarme entre tu ropa y registrar tus secretos!... Pero no... ¡Quién fuera ratón para ir ahora mismo á tu cuarto y esperarte allí y salir por la noche para soplarte al oído!
En presencia de su éxito, ¡qué triste recuerdo de las cosas humanas se despierta en nosotros pensando en los miles de criaturas, bien constituidas para llegar á hombres, que perecen todavía en la cuna! Es cierto que los niños recién nacidos ó ya de algunos años están más ligados á nuestro corazón que el salmonete y la trucha, pero no por eso deja la muerte de llevárselos á miles también.
Sacaron dos sopas y Fernando comió de las dos; luego sacaron el cocido, después una fuente de berzas con morcilla y, al llegar al principio, Fernando se encontró con que, en vez de poner la trucha grande, la condenada del ama había puesto la pequeña, que no tenía más que raspa. Hombre, trucha exclamó Fernando le voy a hacer una pregunta.
Como el cazador que habla de los interesantes hechos del chacal y el jabalí, el pescador se exalta contando las finezas de la carpa y las astucias de la trucha, respetándolos casi como adversario, los combate con hábil juego y se irrita contra los indignos sujetos que destruyen la raza.
TRUCHAS. La trucha se cuece como los demás pescados cocidos, poniéndola después con salsa verde, vinagreta o mayonesa. TRUCHAS AL HORNO. En una cacerola se colocan las truchas, haciéndoles unas cortaduras al sesgo e introduciendo en cada una de éstas una rajita de limón; se agrega caldo o agua, aceite y pan rallado, perejil picado y mantequilla, y se meten al horno.
¡Madre mía! dijo la aldeana riendo. ¡Pues no quería usted ser pocos animales: cordero, trucha, anguila, ratón!... ¡ni el arca de Noé! Es posible que Flora no supiera todo lo linda que era. Es posible igualmente que lo supiese demasiado bien.
Consagrado á su ocupación, espera y espera hasta sin esperanza. Yo conocía un pescador á quien la desgracia le perseguía por todas partes. Jamás caía en su anzuelo una trucha ni una tenca; sus dolorosas experiencias negativas le hacían afirmar que la captura de un pez era cosa imposible y que todas las historias de pesca, prodigiosas ó no, eran invenciones novelescas.
Terminados los licores y el café, y cuando ya el humo de todos los cigarros se había mezclado y confundido, formando un a manera de toldo que colgaba del techo, la duquesa dijo: «Don Hermenegildo, hace tiempo que no nos obsequia usted con el salto de la trucha.» Don Hermenegildo se puso en pie.
Palabra del Dia
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