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Actualizado: 17 de mayo de 2025
Ora en fin, al rumor de las fuentes y al canto de los pajarillos habitadores del jardin, se reposa con deleite, sentado en otomanas de mármol, bajo las cúpulas de lindos pabellones de estilos diferentes, construidos en el centro de aquellos retretes de verdura que parecen evocar las sombras de las sultanas y las tradiciones de la civilizacion morisca. El Alcázar es un delicioso monumento.
Subamos á las fortalezas de la Alhambra y los jardines y retretes desiertos del Jeneralife. Pero antes, que el lector me permita, una vez por todas, una advertencia. Como viajero, he buscado en España y otros paises de Europa todas las impresiones, todos los objetos que pudieran darme simultáneamente goces morales profundos y la idea general del estado de la civilización en cada pueblo.
Dióle el rey amplías facultades, y escogió Zadig treinta y tres jorobados de los mas feos de Serendib, treinta y tres pages de los mas lindos, y treinta y tres de los mas eloqüentes y forzudos bonzos. Dexóles á todos facultad de introducirse en los retretes de las sultanas; dió á cada jorobado quatro mil monedas de oro que regalar, y el primer dia fuéron todos felices.
Cuando Gabriel quedó encerrado en el templo, vio un trozo del altar mayor resplandeciente de luces. Hizo su acostumbrada requisa de puertas y verjas, visitó el Locum, los grandes retretes, donde en otro tiempo se habían ocultado unos ladrones, y después que estuvo convencido de que en la catedral no había otro ser vivo que él, fue a sentarse en el crucero, con su manta y la cesta de la cena.
También es de advertir, como resto de la independencia y tenacidad cántabras, que en estos edificios a ella agregados, donde se notan detalles del siglo XV junto a obras del XVI y siguientes hasta del actual, no hay ningún otro escudo que el de la torre, ya descrito, si bien dos puertas interiores de esta casa que hizo el Alcaide de Argüeso, cuyo castillo le chocó a usted tanto ayer, según me han dicho, entonces condenado a muerte y salvado por la influencia de su pariente el Duque del Infantado, tienen escudos lisos, no sé si para ser labrados allí, aunque esto se haría mejor antes de ponerlos en su sitio, o por haber sido picados en pena de las «Comunidades», que siguieron y acaudillaron en este país el señor de esta casa y el de la de Hoyos, hermano de Juan Bravo, el descabezado en Villalar... Y se acabó la historia, porque desde entonces, amigo mío, las casas de mayorazgo y parientes mayores de la Montaña, no tuvieron poder más que para pleitos, o para poner una pica en Flandes, un aventurero en América, o un voluntario como el manco insigne de Lepanto, mientras los Grandes se disputaban, por las antecámaras o retretes de Palacio, los virreinatos y encomiendas, o las «llaves» de su servidumbre.
Paseóse don Antonio con don Quijote por todo el aposento, rodeando muchas veces la mesa, después de lo cual dijo: -Agora, señor don Quijote, que estoy enterado que no nos oye y escucha alguno, y está cerrada la puerta, quiero contar a vuestra merced una de las más raras aventuras, o, por mejor decir, novedades que imaginarse pueden, con condición que lo que a vuestra merced dijere lo ha de depositar en los últimos retretes del secreto.
Escaleras magníficas, salones espaciosos, retretes adornados con una riqueza y una profusion que sorprenden; una sala que no tiene igual en el mundo, si se exceptúa la gran sala del palacio del Louvre: en una palabra, Versalles fué la grande galantería de uno de los reyes más galantes qué ha existido, y este palacio es la galantería maestra de Versalles.
Palabra del Dia
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