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Finalmente, á 29 de Septiembre, montadas las dos bocas del Mbotetei, llegamos á donde el Paraguay, dividido en dos brazos, forma á lo largo una isla de veinte leguas. Por estar ya en tierra de los Chiquitos se comenzaron á hacer muchas diligencias para hallar la cruz que el año pasado levantaron los PP. Francisco Hervás y Miguel de Yegros, reconociendo muchos lagos y ensenadas.

La bahía ó seno de Dumanquilas abierto al S., tiene su entrada comprendida entre la punta Lapat, que como queda dicho despide bajo fondo que avanza 2 millas hacia el E., y la punta Dumanquilas, que es limpia y de proximidades hondables: con un ancho de 12 millas entre las expresadas puntas, profundiza 16 millas hacia el N., y estrechando á media distancia forma después un abrigado puerto de buen braceaje y tenedero entre las pequeñas islas y diferentes ensenadas que encierra, pues se sondan de 30 á 15 metros en toda la bahía y 9 metros muy cerca de sus costas.

Todos los cabos del promontorio le inspiraban el deseo de doblarlos á nado, como los delfines; todas las bahías y ensenadas necesitaba medirlas con sus brazos, como un propietario que duda de la mensura ajena y la rectifica para afirmar su derecho de posesión.

En lo general España no ha sido inteligente en la eleccion de sus puertos del Mediterráneo, puesto que en vez de aprovechar sus bahías y mejores ensenadas ó pequeños golfos, ha situado sus mejores plazas mercantiles, con raras excepciones, en puntos donde las flotas mercantes ó de guerra no pueden encontrar el abrigo suficiente.

Esto, y el Catecismo de punta a cabo, y una oración para cada acto de los más ordinarios de su vida, es decir, para acostarse, para levantarse, para ir a comer, para salir a paseo, etc., etc., y otras para cuando tronaba, pasaba el Viático por la calle, ventaba muy recio, y así sucesivamente, enseñadas por su sirvienta, que era una guipuzcoana muy devota, y tuvo la abnegación de no reclamar para las alabanzas que el cura de la parroquia, que preparó a la niña para la primera confesión, dedicó al celo cristiano de su madre, era cuanto Verónica sabía en artes liberales y en letras divinas y humanas, a la edad de once años y algunos meses de pico.

En una de sus ensenadas estaba su pueblo natal y la casa de los Ferragut, cazadores de piratas moros en otros siglos, contrabandistas á ratos en los tiempos modernos, navegantes en todas las épocas, tal vez desde que los primeros caballos de madera aparecieron saltando sobre las espumas que hierven en el promontorio, desde que llegaron los griegos de Marsella para fundar Artemisión, la ciudad de la divina Artemis que los latinos llamaron Diana y tomó definitivamente el nombre de Denia.

El sol del otoño enrojecía las amarillentas montañas del litoral, secas y olorosas, cubiertas de hierbas de bravos perfumes que se esparcían á largas distancias. En todos los repliegues de la costa pequeñas ensenadas, lechos de torrentes secos ó escotaduras entre dos cumbres surgían blancas agrupaciones de caserío. Ferragut contempló el pueblo de sus abuelos.

Domingo 6, se hallaron demasiado apartados de la tierra en 48 grados 34 minutos, y la costa, desde esta altura á los 49 grados 17 minutos, hace la figura de dos grandes ensenadas, y corren las puntas al sud-oeste, cuarta al sur. La tierra, que media entre las alturas dichas, es por lo general alta, aunque en algunas partes hace playazo.

Y suponiendo que aunque haya 350 leguas por mar de aquí al paraje que señala dicho derrotero, se podria á poca costa descubrir con un navio, y una falua en menos de tres meses de ida y vuelta, y salir de tantas dudas, no deja de ser notable el descuido que hay en esto: y aun cuando no fuese cierta la noticia de dichos Césares, podrian á la venida descubrir con una buena chalupa, las ensenadas y puertos que hay desde el Cabo de San Antonio al estrecho de Magallanes, y los dos grandes rios de las Barrancas y Tonuyan son navegables tierra adentro, con otras circunstancias que pueden ser muy importantes al servicio del Rey, y seguridad de esta parte de América: porque sin duda Su Magestad enviaria providencias para asegurar que en ningun tiempo cayesen en poder de extrangeros los puertos de San Julian, y otros que se descubriesen &a.