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Actualizado: 19 de mayo de 2025
La inglesa María Corelli, ¿no ha escrito recientemente una novela cuyos enredos y lances amorosos se ajustan y encajan, digámoslo así, en la pasión y muerte de nuestro divino Redentor?
Siempre que he oído a una mujer hablar de las intrigas galantes, de los enredos y travesuras de las otras, he visto que de ella decían las otras mil veces más. Y en los labios de todo aquel de quien me han referido mil horrores por su conducta poco limpia en los empleos públicos, he oído también las diatribas más enérgicas acusando a los otros del mismo pecadillo.
En fin, para que nada le faltase á Roque Simón, también le daba por las faldas y andaba siempre enzarzado en amoríos y enredos femeninos, como así se hizo constar en su información, diciendo que «ha muchos años que está amancebado y en pecado público, con mucha nota y escándalo, primero con doña Ana Tabique, á quien ampara, y después de ella con doña F. de Ledesma, y siendo casado, come y duerme con ella, y da mala vida á su mujer muy públicamente, y por celos de un clérigo lo hizo prender y tuvo mano para que, siendo ordenado, lo llevasen con los de la leva.»
¿Pero qué la importa á su majestad?... dijo severamente doña Clara : don Juan la ha hecho un eminente servicio... la reina se lo agradece... y nada más... ¿qué enredos son éstos?... ¿qué fatalidad puede haber para que se tome el nombre de su majestad de una manera ambigua? Perdonad, señora; pero yo no he querido decir... Cuando se habla de la reina, las palabras deben ser muy claras.
Clavos torcidos, y las barreduras de la casa. ¡Véngase ahora con jipíos y farsa!... Valiente caso le van á hacer. Mira, vieja de todos los demonios le dijo Torquemada furioso, por respeto á tu edad no te reviento de una patada. Eres una embustera, una diabla, con todo el cuerpo lleno de mentiras y enredos.
Byron, basado en su prodigiosa semejanza con el lord poeta... Media hora larga debía de emplear Damián en ir y volver de casa de Pérez Cueto, y púsose Jacobo mientras tanto a formar en un papelito con las cartas de Garibaldi delante, una especie de croquis de las mentiras y enredos con que había de probar su inocencia al Hº. Neptuno.
Y siguió trabajando, aunque con recelo, mirando ansiosamente siempre que pasaba algún desconocido por los caminos inmediatos, como quien aguarda de un momento á otro ser atacado por una gavilla de bandidos. Le citaron al Juzgado y no compareció. Ya sabía él lo que era aquello: enredos de los hombres para perder á las gentes de bien.
Sí por cierto; me buscáis el asonante. ¡Sois terrible! Soy... Quevedo. ¿Habéis acompañado á una dama? Sí; ¿quién os lo ha dicho? Los enredos son mi sombra; en viniendo yo á la corte, se vienen á mi los tales á bandadas, y lo que es peor, enrédanme, me sofocan, me traen de acá para allá, me sudan y me trasudan, y ni con reliquias de santo que lleve encima, dejan de acometerme.
Y Amparo, cerrando los ojos, creía sentir en el rostro el frío cierzo de la noche de Reyes.... Cuando entraba descalza en el portal de Sobrado a cantar villancicos, ¿pensó que se enamorase nunca de ella Baltasar? Pues así como había sucedido esto, lo otro.... No obstante, dentro de la Fábrica misma hubo escépticas que auguraron mal de los enredos en que se metía Amparo. ¡Casarse, casarse!
Pero oíd lo que se dice en palacio, por los rincones, por supuesto, y en voz muy baja: en estas cosas anda el duque de Osuna. Se tiene la manía de atribuirlo todo al duque de Osuna, que, sin duda, para huir de estos enredos, se ha ido á ser virrey de Napóles dijo un autor de entremeses.
Palabra del Dia
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