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Actualizado: 2 de junio de 2025
Su imaginación prestaba los atributos de la vida á millares de objetos inanimados, como una antorcha que enciende una llama donde quiera que se le aplique: la rama de un árbol, unos cuantos harapos, una flor, eran los juguetes en que se ejercitaba la magia creadora de Perla; y sin que experimentasen ningún cambio exterior, se adaptaban á todas las necesidades de su fantasía.
Cierta noche, al despedirse á la puerta, Demetria entregó al mancebo un pequeño envoltorio de papel y le dijo con voz temblorosa: Toma; pero júrame que no has de abrirlo antes que llegues á la Braña. Nolo juró y cumplió su juramento. Llega á su casa media hora antes, sube á su cuarto, enciende el candil y abre el envoltorio.
12 El hombre perverso es varón inicuo, anda en perversidad de boca; 13 guiña con sus ojos, habla con sus pies, enseña con sus dedos; 14 perversidades hay en su corazón, anda pensando mal en todo tiempo; enciende rencillas. 16 Seis cosas aborrece el SE
La mar, que á la brisa ondula y al sol poniente riela, deja ver la blanca vela, recortándose en la luz, que el ocaso enciende en fuego, de esbelta nave galana que de la costa africana viene al verjel andaluz.
En el recazo de esta capuchina hay unos fósforos usados; de estos fósforos coge uno la vieja, lo enciende en la capuchina, y luego enciende un poco fuego, en el que hace su cena. No es mucho lo que cena: cena lo bastante para pasar la vida esta vida que al fin, tarde o temprano, se ha de acabar. Esto es lo que piensa también la vieja; y entonces suspira otra vez: «¡Ay, Señor!»
Rosa abre el postigo con delicada cautela, para no despertar a los que duermen, y sale de la casa, oprimiendo contra su pecho las flores que ha de ofrecer a la Virgen. Camina lentamente, agitando apenas los pliegues cándidos y simples de su túnica. Diríase que la poderosa fragancia la desvanece por momentos. Tierno rubor enciende por encima de los tejados los ópalos de la aurora.
Don Melchor de las Cuevas se levantó de la mesa, encendió un cigarro, y dijo, ofreciendo otro a su sobrino: Vámonos a tomar café. Gonzalo quiso guardarlo en el bolsillo porque jamás hasta entonces se había autorizado el fumar delante de su tío; pero éste le retuvo el brazo. Enciende, chiquito, enciende; ya has dejado de ser grumete.
Unas veces reía de su propia credulidad, desechando como el más grande de los absurdos las palabras del moro; otras llegaba a sentir total convencimiento, y se sorprendía de no haber concebido hasta ahora ninguna sospecha en medio de tantos indicios. De pronto, el mismo horror de aquella incertidumbre, le yergue sobre los talones. Enciende la candileja.
En la tienda del panadero, la lámpara se enciende antes de la hora de comer. Franz Maas está sentado bajo la claraboya, muy ocupado en hacer sus cuentas.
"Nuestra enfermedad es la ignorancia; su causa el fanatismo" escribe . "El remedio es la escuela; el médico es el maestro". Advierte que la América vive encendiendo "velas a los santos para que vean a quienes deben hacer milagros, y no enciende luces en la inteligencia de los niños para alumbrar el camino de la existencia". Confía en la escuela como el remedio de todos nuestros males; pero la escuela que da la educación científica, basada en la observación de la naturaleza, la educación laica, pues la escuela, en su buen entender, debe educar para la libertad y el trabajo y no para la sumisión y el abandono.
Palabra del Dia
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