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Actualizado: 2 de junio de 2025


Ella dijo que 55 no sabía porque nunca le había visto. ¡Cómo! dijo la vieja. ¿Te has casado y no conoces a tu marido? Esto no es posible. dijo ella; pues así lo pedía antes de casarse. Niña dijo la vieja. ¿cómo sabes si tu marido es un 60 perro o si es Satanás? Es necesario verle. Toma este fósforo; cuando tu marido duerma, enciende el fósforo, y le verás. La niña lo hizo así.

16 Ninguno que enciende la lámpara lo cubre con vasija, o lo pone debajo de la cama; mas lo pone en un candelero, para que los que entren vean la luz. 17 Porque no hay cosa oculta, que no haya de ser manifestada; ni cosa escondida, que no haya de ser entendida, y de venir a luz.

De una de las raíces de la torre sube culebreando por el alambre vibrante la electricidad, que enciende en el cielo negro el faro que derrama sobre París sus ríos de luz blanca, roja y azul, como la bandera de la patria. En lo alto de la cúpula, ha hecho su nido una golondrina.

Esto nada dice á nuestros sentidos groseros; pero habla muy alto para aquella que vive una existencia nerviosa, para el sutil ingenio de la mujer enferma á quien cualquier cosa electriza. A sus rojos y lánguidos colores, paulatinamente se reconoce, siente el soplo vital que se enciende, brilla y vuelve á apagarse. ¡Visión tiernísima!

Pasmábase de que el mundo entero no estuviese convertido, de que toda la humanidad no cantara sin cesar las alabanzas de la santa de Ávila. «Oh, bien decía aquel bendito, dulce, triste y tierno fray Luis de León: la mano de Santa Teresa, al escribir, era guiada por el Espíritu Santo, y por eso enciende el corazón de quien la saborea».

A las últimas palabras de Berenguer de Entenza Rocafort se levantó con semblante y voz alterada, señales de su ánimo ocupado de la ira y venganza, dijo: El sentimiento y pasion con que me hallo por la muerte de Roger, y de nuestros Capitanes y amigos, no es mucho que turbe la voz y el semblante, pues enciende el ánimo para una honrada y justa satisfacion.

Al dia siguiente, veo otra vez que se enciende el fuego en el mismo lugar, y que del mismo modo se presenta la luz. La coincidencia en que ayer no me habia parado siquiera, ya me llama la atencion hoy: pero esto podrá ser una casualidad, y no pienso mas en ello. Al otro dia acontece lo mismo; crece la sospecha de que no sea una señal convenida.

Bien hayan aquellos benditos siglos que carecieron de la espantable furia de aquestos endemoniados instrumentos de la artillería, a cuyo inventor tengo para que en el infierno se le está dando el premio de su diabólica invención, con la cual dio causa que un infame y cobarde brazo quite la vida a un valeroso caballero, y que, sin saber cómo o por dónde, en la mitad del coraje y brío que enciende y anima a los valientes pechos, llega una desmandada bala, disparada de quien quizá huyó y se espantó del resplandor que hizo el fuego al disparar de la maldita máquina, y corta y acaba en un instante los pensamientos y vida de quien la merecía gozar luengos siglos.

, la España del siglo XVII... En las esquinas, de lado a lado, la cuerda que sujeta, por la noche, el farol de luz mortecina, que una piedra reemplaza durante el día. Al caer la tarde, el sereno lo enciende, y con pausado brazo lo eleva hasta su triste posición de ahorcado. ¡Cuántas veces, cuando las sombras cubrían el suelo, me he echado a vagar por las calles!

En él estaban todo el alto clero, los cardenales con sus togas rojas, el «abogado del diablo» de terciopelo negro, los abades de conventos con sus pequeñas mitras, los mayordomos de fábrica de San Agrico, las sotanas violetas de la escolanía sin que faltaran numerosos individuos del bajo clero, los soldados del Papa de gran uniforme de gala, los ermitaños del monte Ventoso con sus caras feroces y el monacillo que los sigue tocando la campanilla, los hermanos disciplinantes desnudos de pecho y espalda, los floridos sacristanes con toga de jueces; todos, toditos, hasta los que hacen las aspersiones de agua bendita, y el que enciende y el que apaga los cirios... nadie faltaba al solemne acto... ¡Ah! ¡Era una hermosa ordenación!

Palabra del Dia

rigoleto

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