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Actualizado: 12 de septiembre de 2025


En las novelas, Francisca, pero en la vida... En la vida pasa como en las novelas... Créeme, Magdalena, he leído bastante para conocer la materia... ¿Crees entonces?... pregunté un poco influida por la convicción de Francisca. ... Con tus ideas y tu educación, tenía que suceder... ¡Ah! Magdalena, la solterona se transforma en una enamorada... Es graciosísimo... Sonreí débilmente.

Una sonrisa de inefable deleite se diría que aún vagaba sobre sus labios. Por ellos, sin duda, había volado el alma envuelta en un suspiro de amor, y orgullosa de haber sabido inspirar cariño bastante para producir aquel abrazo. ¡Qué mujer verdaderamente enamorada no envidiará la suerte de esta Reina! El Rey probó el mucho cariño que le tenía, no sólo en vida de ella, sino después de su muerte.

No necesito jurar para decir verdad... pero ... te lo juro por la salud de mis hijos... Habla... ¿Estás enamorada ó sientes algún interés por el hijo de D. Baltasar Rodríguez, por ese joven rubio que viene á menudo al palacio? No.

Su corazón, indudablemente, estaba en otro lado. Hasta le hice entrever un porvenir dichoso cuando hubiera por medio un editor responsable. En aquel momento mentía yo como un bellaco, porque, en mi concepto, si Isabel no estaba enamorada del duque, por lo menos lo parecía. A Villa tenía la absoluta seguridad de que no le amaba.

Lucía, ardiente y despótica, sumisa a veces como una enamorada, rígida y frenética enseguida sin causa aparente, y bella entonces como una rosa roja, ejercía, por lo mismo que no lo deseaba, un poderoso influjo en el espíritu de Sol, tímido y nuevo.

Terminóse el pleito del modo más feliz para ella; y no obstante, lejos de despedir a su amante oficial, cada día se mostraba hacia él más respetuosa y enamorada. Cierta mañana, dos meses después de haberse fallado el litigio, recibió un billetito que decía: "Voy esta tarde a las dos". Le dió un salto el corazón.

Estaba segura de que un deber superior la mandaba mentir. «¿Decirle al Magistral que ella estaba enamorada de Mesía? ¡Primero a su marido!». Bailé con él porque quiso mi marido.... Me hicieron beber... me sentí mal... estaba mareada... me desmayé... y me llevaron a casa. ¿El desmayo fue... en los brazos de ese hombre? ¡En brazos!... ¡Fermín! Bien, bien.... Así... lo yo.... ¡Oigámoslo todos!

Pero se contuvo á tiempo, y siguió aquel papel de enamorado que no le era difícil representar, porque además de ser hermosa Dorotea, estaba embellecida por una sobreexcitación profunda, dominada por el no qué misterioso que emanaba para ella de Juan Montiño. Podía decirse que Dorotea estaba enamorada, sorprendida en eso que se llama cuarto de hora de la mujer, por el joven, dominada por él.

Cristeta se sintió más enamorada que nunca, y don Juan más esperanzado con la victoria, a semejanza de los grandes capitanes que no arriesgan ni proponen batalla hasta después de haber irritado al enemigo en largos días de desear la lucha, porque de esta suerte queden la sangre fría y la calma triunfantes del entusiasmo y del coraje. <tb>

Pero no dejaba de gozar puerilmente con la perspectiva del baile, al cual pensaba asistir vestido de paje de los Reyes Católicos. Fué una idea que le suministró Clementina. El modelo lo sacaron de un célebre cuadro que había en el Senado. Ella estaba enamorada del retrato de D.ª Margarita de Austria, esposa de Felipe III, hecho por Pantoja.

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