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»Pero cuando esas condiciones sobresalen realmente, es cuando se las ve, despojadas de sus lujos y cubiertas con el corto y sucio traje del trabajo, balancearse sobre la tabla que une al buque con la tierra, bajo el peso de la enorme canasta de carbón que traen en la cabeza... Al pie del buque y sobre la ribera, hormigueaba una muchedumbre confusa y negra, iluminada por las ondas del fanal eléctrico.

Discutir no es creer: la razón agobia al pensamiento, la fe lo dilata. Quédate con tus dudas y déjame con mis consuelos. Para , la soberbia humana: para , la gracia divina. ¿Y qué es eso? ¿Qué es la gracia? ¿Crees en el progreso moderno? . ¿Sabes fijamente cómo, por qué y con arreglo a qué leyes late, palpita y vuela el fluido eléctrico?

Ambos están provistos, ó bien de lado ó por debajo, de contracorrientes que, procedentes del Norte, traen el agua fría, compensando la efusión de agua caliente y constituyendo el equilibrio. A las dos corrientes cálidas, que son saladísimas, administran las corrientes frías una masa de agua más dulce, que vuelve al Ecuador, al gran fogón eléctrico destinado á calentarla, á salarla.

Sus gigantescos árboles, que se elevan majestuosos á prodigiosas alturas, sirven de poderoso agente de atracción en las infinitas convulsiones del fluído eléctrico, haciendo de reóforos conductores ó pararrayos naturales que devuelven la corriente eléctrica á su depósito común. Todos los años empiezan hacia el mes de Mayo á sentirse los efectos de las conmociones eléctricas.

Esta vez se pusieron ambos fuertemente colorados. Después, por la seriedad que quedó bien señalada en el rostro de Emilio, se pudo comprender que no le hacían maldita la gracia aquellas salidas harto desenfadadas de su suegra. El general Patiño, por orden de la bella señora de la casa, puso el dedo en el botón de un timbre eléctrico.

Se había quedado con la tacita de café olvidada en una mano, mirándole fijamente. La punta de azul eléctrico danzante en sus pupilas la conocía Lubimoff. Era la mirada de oferta de los silencios femeninos, la invitación á la violencia, á la toma de posesión, que tantas veces había encontrado ante su paso de millonario vencedor.

Cae una palabra de los labios de un perorador en un pequeño círculo, y un gran pueblo ansioso de palabras la recoge, la pasa de boca en boca, con la rapidez del golpe eléctrico un crecido número de máquinas vivientes la repite y la consagra, las más veces sin entenderla, y siempre sin calcular que una palabra sola es a veces palanca suficiente a levantar la muchedumbre, inflamar los ánimos y causar en las cosas una revolución.

Otras veces el estremecimiento eléctrico le daba la señal, como si le dijera: "Ester, ahí tienes una compañera," y al alzar los ojos, veía á una joven doncella que contemplaba la letra escarlata, á hurtadillas, y se alejaba rápidamente con un ligero rubor en las mejillas, como si su pureza se hubiera empañado con aquella ojeada instantánea.

Esa ciencia no pudo iniciarse mientras se estuvo aferrado á las ideas antiguas que atribuían las borrascas «al capricho de los vientosUna observación atenta dejó probado que los vientos carecen de caprichos, que son el accidente, á veces el agente de la borrasca, y ésta, por lo general, un fenómeno eléctrico que á menudo se pasa de ellos.

Esta exclamacion improvisada tenia cierto fluido eléctrico. Nuestra curiosidad está satisfecha. La pintura que vemos es la ASUNCION. ¿Puede explicarse el mérito de ese inmenso cuadro? Creo que no. En esto sucede lo que con el color y con el sonido. En vano explicaremos el color al ciego, y el sonido al sordo. El que no reciba estas nociones de la creacion natural, bajará al sepulcro sin ellas.