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Los de Sevilla que trabajan en Triana y en la Cartuja hacen lo mismo. Unos y otros se encuentran en el puente, que hierve de transeúntes. Arrimeme perezosamente al petril, de espaldas al río, y contemplé con ojos distraídos aquel ir y venir mareante. El atractivo de mi contemplación eran las caras saladísimas de las cigarreras y trabajadoras de la Cartuja que allí suelen verse.

Dejémonos de niñas: hombres, hombres quiero en mi tertulia; literatos que lean versos, currutacos que sepan de corrido las modas de París, diaristas que nos cuenten todo lo escrito en tres meses por las <i>Gacetas</i> de Amberes, Londres, Augsburgo y Rotterdam; generales que nos hablen de las batallas que se van a ganar; gente alegre que hable mal de la regencia y critique la cosa pública, ensayando discursos para cuando se abran esas saladísimas Cortes que van a venir.

Ambos están provistos, ó bien de lado ó por debajo, de contracorrientes que, procedentes del Norte, traen el agua fría, compensando la efusión de agua caliente y constituyendo el equilibrio. A las dos corrientes cálidas, que son saladísimas, administran las corrientes frías una masa de agua más dulce, que vuelve al Ecuador, al gran fogón eléctrico destinado á calentarla, á salarla.

La Granadina no es andaluza de profesión. Quiero significar con esto que la Granadina, aunque posee todos los encantos especiales de las andaluzas, su imaginación, su donaire y su belleza no es, ni nunca pretende ser, el consagrado prototipo de la raza bética; no es, ni siquiera entre la gente ordinaria, la jacarandosa macarena pintada en el forro de los calañeses y sobre las cajas de pasas de Málaga; no es, ni de ello presume, la estereotipada heroína de las saladísimas piezas de Sanz Pérez; no es, en fin, la mujer andaluza, tal como la tienen metida en la cabeza los extranjeros; tal como se la dieron á entender la Nena y la Petra Cámara, y tal como ellos van á admirarla allende Despeñaperros, á riesgo y hasta con ansia de que salgan á robarlos los Grandes de España de primera clase que, según es sabido, despluman, trabuco en mano, á los periodistas franceses que pasean sus tesoros por España!!!