Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 2 de julio de 2025
¿Y por qué te ha pegado tu madrina? preguntaba Fray Diego mientras caminaban despacito para acomodarse al paso de la niña. Porque estaba jugando con los pastores. ¡Los pastores!... ¿Pero los pastores de don Pedro vienen a dormir a casa? Sí, señor; duermen en la caja de cartón. A ver, a ver, chica, ¿qué estas diciendo ahí? profirió el capellán deteniéndose.
-No me he desayunado de bocado -respondió don Quijote-, ni aun he tenido hambre, ni por pensamiento. -Y los encantados, ¿comen? -dijo el primo. -No comen -respondió don Quijote-, ni tienen escrementos mayores; aunque es opinión que les crecen las uñas, las barbas y los cabellos. ¿Y duermen, por ventura, los encantados, señor? -preguntó Sancho.
Sí... Vuestra Eminencia Ilustrísima es la que ha dicho que la Benina sisaba; lo cual que no es verdad, porque si sisara tuviera, y si tuviera no vendría a pedir. Tómate esa. Por bocona te has de condenar tú. No se condena una por bocona, sino por rica, mayormente cuando quita la limosna a los pobres de buena ley, a los que tienen hambre y duermen al raso.
Los parásitos anidados en los pliegues del camastro, en las junturas de la madera, en los agujeros del techo, salían de caza con la excitación del calor, ensañándose al amparo de la obscuridad en los cuerpos inánimes que duermen con el sueño embrutecedor de la fatiga.
»Además, las municiones son tan antiguas como las armas, y los explosivos que duermen hace tantos años en el ataúd metálico de las cápsulas se inflaman de una manera caprichosa ó insisten en seguir silenciosos para siempre. De cada cien tiros sale uno. Las mujeres, por su parte, al ver la impotencia de los rayos negros, apelan á las armas de los hombres, aunque las manejan peor que éstos.
Así transcurren las horas hasta la caída de la tarde, en que se entregan al baile africano conocido por el "maní", y entregados á esa salvaje expansión, llena de movimientos lúbricos, están hasta muy entrada la noche. Duermen casi todos en el suelo, cubiertos con un par de yaguas, y las mujeres van á los bohíos cercanos al campamento con sus chiquillos.
En el Cap-Martin dejaron los ingleses á sus muertos; en Mónaco los hay de todas las nacionalidades; en el Cap-Ferrat duermen los belgas bajo coronas que ya son viejas; en Niza están los cadáveres americanos; y en todas partes, desde el Esterel á la frontera italiana, franceses... franceses... franceses. Son incontables los cadáveres.
Ramiro comió con dignidad, sin dejar que su semblante tradujera el bajo deleite de las entrañas; mientras el paje, en pie, junto a la silla, relataba su reciente aventura: A la hora en que los porteros duermen la siesta, se había dirigido a la tienda de Pedro Gil, en el Mercado Chico, diciendo que su amo, don Diego de Valderrábano, acababa de llegar de la sierra y mandaba en busca de tal y cual cosa para su plato, que cuanto antes se lo remitiesen porque venía con harta necesidad.
A los vagabundos que no tienen domicilio fijo y duermen en las posadas les cuesta siete u ocho duros al mes y no tienen casa en realidad, sino una yácija para tirarse de noche. Notad qué importancia adquieren estos menesteres de dormir y comer en la contemporánea literatura de costumbres. El aprendiz de literato añade la musa de la alimentación a las otras nueve hermanas.
La vista alcanza desde allá un extenso panorama de líneas suaves, de intenso verdor, sin rocas adustas, sin matorrales sombríos, sin nada duro y salvaje. Los pueblecillos blancos duermen sobre las heredades, las carretas rechinan en los caminos, los labradores trabajan con sus bueyes en los campos, y la tierra, fértil y húmeda, reposa bajo la gran sonrisa del cielo y la inmensa piedad del sol...
Palabra del Dia
Otros Mirando