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Actualizado: 11 de mayo de 2025


PELAYO. Señor, ando por la sierra, Cochero soy del señor. REY. ¿Coches hay allá? PELAYO. Que no; Soy que guardo los cochinos. REY. ¡Qué dos hombres peregrinos Aquella tierra juntó! Aquél con tal condición, Y éste con tanta ignorancia. Tomad vos. Danle un bolsillo. PELAYO. No es de importancia. REY. Tomadlos, doblones son. Y vos la carta tomad, Y id en buen hora. SANCHO. Los cielos Te guarden.

El joven que voy a tomar por tipo general es un muchacho de regular entendimiento, pero que posee sin embargo más doblones que ideas, lo cual no parecerá inverosímil si se atiende al modo que tiene la sabia naturaleza de distribuir sus dones. En una palabra, es rico sin ser enteramente tonto.

Después la mostró un cofre lleno de alhajas y de doblones de oro. Esto la dijo es para ti; llama á tus padres y vive con ellos; no digas á nadie que el duque de Osuna te ha traído, ni que has sido doncella de servir; no te conviene. Yo además te enviaré ó haré que te envíen todos los meses, mientras vivas, trescientos ducados. ¿Cómo, señor, os vais? Necesito estar en Madrid á fin de mes.

En aquel momento apareció don Juan, y dió diez doblones al señor Melchor. ¿Y qué es esto?-dijo todo turbado el pobre diablo, que en su vida había visto tanto oro junto, por más que fuese poco. Eso es vuestro trabajo. ¡Mi trabajo, señor! Debo agradeceros el que no me hayan engañado. Muchas gracias, señor. Y como ya no os necesito, podéis iros. Que Dios os guarde, señor.

Así pues, decidme lo que os parezca, y si os pareciere no hacer lo que se os pide, tornadme esos doblones e ireme yo a otra parte en donde mejor dispuestos estén a ayudarme. El alma hubiera dado antes la tía Zarandaja que los doblones, que ya había sepultado en la honda faltriquera que llevaba debajo de la saya. Así es que dijo: Hablando, las gentes se entienden; y cuanto más honradas son, mejor.

No quiero que, andando en tales y tan altos negocios, no lleves más armas que la daga y la espada; el oro es un arma preciosa. Toma, hijo y sacó una bolsa verde y la puso con misterio en las manos del joven . No es grande la cantidad, pero bien habrá diez doblones de á ocho. me devolverás esa cantidad cuando puedas. Ahora no hablemos más, ni por la casa, ni por la calle.

Da á este hombre, dos doblones de á ocho. Doña Clara sacó un precioso bolsillo, y de él dos doblones. Aquí sobra dinero, señor dijo con un acento particular el alcaide, al recibir las dos monedas de oro. Guardadlo dijo don Juan. Viváis mil años, señor dijo el alcaide apresurándose á abrir la puerta.

... ... con vinos y licores. Pues bien, tomo diez doblones. Tomad lo que queráis. ¿Y para cuando ha de estar dispuesta esa merienda? Para esta noche á las ocho. Es muy pronto. Tomad por vuestro trabajo lo que queráis. No, no es eso. Lo que importa es tener cocina y utensilios. Cocina tendréis; utensilios, compradlos. Entonces se necesitan otros cuatro doblones.

¿La reina en persona...? ¿Creéis que la reina haya podido ir á casa de la señora María de noche y sola? Yo ya no me admiro de nada, señor Francisco, de nada; además que la dama tapada ofreció como seguridad de los mil y quinientos doblones, mejor, de los tres mil doblones, un recibo en forma de puño y mano de la reina, firmado por ella misma.

En primer lugar, que un usurero no os daría lo que yo... en segundo lugar, que yo os daré un recibo en regla de esta joya, y yo tengo responsabilidad... todos los vecinos de alrededor, de casa abierta, me fiarán... La verdad del caso es que me ahorro de andar más dijo don Juan ; acepto vuestros tres mil doblones; dadme un recibo de esta alhaja, y yo os daré un recibo de vuestro dinero.

Palabra del Dia

atormentada

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