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Actualizado: 16 de noviembre de 2025


En otras circunstancias doña Clara se hubiera negado á recibir al tío Manolillo; pero el tío Manolillo era una persona allegada á la comedianta Dorotea, á aquella mujer que la hacía probar la amargura mayor que puede probar una mujer: sentirse herida en su amor, en su orgullo, en su dignidad; doña Clara, pues, mandó que introdujesen al tío Manolillo.

En todos tiempos y en todas épocas ha habido hombres ilustres: no hago al talento ni á la dignidad patrimonio de nuestros días; pero ¿á que en los suyos echaban esos mismos hombres muchas cosas de menos?; ¿á que hallaban un vacío en la sociedad, como si adivinaran algo de la gran revolución que muy pronto iba á operarse en las costumbres? Usted mismo....

Otros, al confesar su insolvencia, invocan el nombre sagrado de la familia, piden plazos, ofrecen una satisfacción probable, entregando su crédito en rehenes, en medio de las lamentaciones en que su dignidad, herida por la desgracia, estalla; pero éste, un falsificador de votos, gran matachín de elecciones, actor principal en todos los enjuagues políticos y picardigüelas de su parroquia, títulos todos que le facilitaron la entrada al Congreso y le aseguraban el ascenso a la primera poltrona ministerial vacante, le había dado con la puerta en las narices, acompañando la acción con estas palabras: Déjeme usted en paz; ¡qué gringo más impertinente y más j...! No tengo dinero, ¿quiere que vaya a robarlo a los caminos?

Era de ver cómo los criados, las hermanitas, y la misma D.ª María, sin poder contener en los límites de la dignidad su maternal cariño, le abrazaban y besaban a porfía, y uno le coge, otro le deja, durante un buen rato le estrujaron sin compasión. Al fin, reuniéndose todos, incluso los huéspedes, en la sala baja, D. Diego fué solemnemente presentado a su novia.

Cada caballo es un príncipe, con su corte de lacayos, cada yegua una jóven mimada, y cada mula una matrona respetable y corpulenta que, al mirar con desden al Español plebeyo que se acerca, parece tener la conciencia de su dignidad y su grandeza. Todo el edificio es admirable por la cómoda distribucion, el aseo, la magnificencia de las razas de brutos y el buen servicio.

Y así, le dijeron que rogase a Dios por la salud de su señor, que cosa contingente y muy agible era venir, con el discurso del tiempo, a ser emperador, como él decía, o, por lo menos, arzobispo, o otra dignidad equivalente.

Emma le presentaba las cuentas de la modista, que subían a buenos picos, y él pagaba sin chistar. También hubo que hacerle ropa nueva a Bonis, pues su mujer sólo en este punto tenía buena idea de la dignidad de un marido.

La mía ha venido arrancándome concienzudamente, durante todo el camino, el vello del labio superior. Estaba tan absorta en este trabajo, que ni siquiera gritaba. He venido todo el camino riéndome como un loco. ¡Silencio, nos están oyendo! Señores, dejad vuestras quejas; de lo contrario, perderemos su estimación. Mirad a Pablo Emilio: ahí tenéis un hombre que sabe conducirse con dignidad.

Barcelona 3 de Noviembre de MDCXX. Si no tuviéramos tan repetidas pruebas del descuido, con que antes de ahora se han mirado los mas preciosos monumentos de nuestros mejores Escritores, pudiera serla la presente obra, á quien ni la dignidad de su Autor, ni la grandeza del asunto, ni la elegancia del estilo pudieron eximir de la fatal suerte que otras de no inferior mérito han experimentado.

Seguirémos, pues, adelante hasta que destruyas nuestro cuerpo, así como hemos seguido hasta ahora, cubiertos con el escudo de Jesucristo, revestidos con la cota de malla de su piedad y guiados por su espíritu, manteniéndonos inflexibles á toda sugestion que se dirija á hacernos olvidar nuestra dignidad.

Palabra del Dia

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