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Actualizado: 4 de septiembre de 2025


-Mire vuestra merced bien lo que dice, señor -respondió Sancho. -Digo cuatro, si no eran cinco -respondió don Quijote-, porque en toda mi vida me han sacado diente ni muela de la boca, ni se me ha caído ni comido de neguijón ni de reuma alguna.

Y a fe que están sabrosos. Me ha gustado este almuerzo. Y a . Ahora veamos estos pasteles. El ácido fórmico es bueno para la digestión. ¿El ácido qué...? Las hormigas, chica. No repares, y adentro. Mételes el diente. Están riquísimos.

Si el voraz diente de los monstruos marinos ha respetado las osamentas humanas, en el profundo abismo, sobre un lecho de algas y corales habrá entrelazados restos de dos seres. Entre los pasajeros venían dos jóvenes que hacía pocos días se habían jurado fe eterna al pie de los altares.

Farsa, hipocresía, hipocresía inconsciente, como la propia, como la del universo entero...». El Magistral daba diente con diente. El frío le hizo pensar en la ropa, la ropa en su madre. «Esta es otra. ¿Qué va a decir al verme entrar así?

Andando en éstas y otras tales, llegó Catana al saloncillo para anunciar que estaba la sopa en la mesa; y al disponerse todos para ir al comedor, Leto, recordando algo de lo que había visto y oído en Madrid y leído después, haciendo un esfuerzo sobrehumano y dando diente con diente por el temor de pasarse de fino, o de estar equivocado, ofreció su brazo a Nieves, que lo aceptó placentera y como la cosa más corriente y natural del mundo.

Mas como no hay dicha completa en corazón humano, junto de este regocijo se alzó en su pecho un mal sentimiento, un odio terrible hacia don Juan, que había jugado con él como con un chiquillo. « iba gruñendo entre un diente y otro no, pues los tenía salteados ; he sido tapadera, Celestina macho, alcahuete sin saberlo... ¡Yo haciendo el buey con la mocosa de la chiquilla en el pasillo, y él encerrado con la otra... sabe Dios! ¡Ah, don Juan de los demonios, ya me las pagarás algún día! ¡Pensar que la trastuela no me dejó... ni una vez

El nacimiento de sus tres hijos, las enfermedades propias de la infancia, el diente que apunta con rabioso dolor, el constipado que obliga a la madre a pasar la noche en vela y las estúpidas travesuras de su cuñado aquel hermano de Remedios que le temía a él más que a su padre, influenciado por el respeto que infundía su majestuosa persona eran los únicos sucesos que habían alterado un poco la monotonía de su existencia.

Esto último lo dijo enteramente descompuesto. Continuaba sentado en el suelo, las piernas extendidas, apoyado un brazo en el asiento de la silla. Jacinta temblaba. Le había entrado mortal frío, y daba diente con diente.

PIERNA DE CARNERO A LA CAMPESINA. Extraer el hueso de la cavidad; úntese la carne con un diente de ajo, cuézase la pierna, dando forma redonda; rehóguese con tocino picado en una cacerola, sazónese, y cuando esté a medio cocer, colóquese en vasija redonda; rocíese con su moje, y extiéndase alrededor de la pierna una capa de cebollas, alubias, secas, cocidas antes, y sobre las alubias patatas mondadas y crudas, sazonadas de sal y pimienta.

Un extraño temblor le hizo dar diente con diente; sintió la frente bañada por un sudor frío; se le turbó repentinamente la vista, y cayó al suelo sin conocimiento. Cuando lo recobró, estaba en brazos del sacristán y dos o tres labriegos que por allí andaban. Le habían bañado la cara con agua fría, le abrieron la sotana y le quitaron el alzacuello. Uno le echaba el humo del cigarro a la nariz.

Palabra del Dia

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