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Actualizado: 4 de junio de 2025
Isidro quiso beberlo, y de nuevo rozó con su boca la boca de Feli. ¡Otra vez! exclamó la muchacha, echándose atrás entre sonriente e indignada . Pero, condenado, ¿no ves que nos miran... que pasa gente? Después rió del gesto desalentado de Isidro, el cual bajaba la cabeza como un niño enfurruñado. Con mimosa gracia puso en su boca la naranja.
A media tarde, luego de haber almorzado en la estancia de Rojas, volvió Moreno á la Presa y echó pie á tierra frente á la antigua casa de Pirovani. Torrebianca se paseaba por la habitación que le servía de despacho. Iba vestido de luto y su aspecto era aún más triste y desalentado que en los días anteriores.
Al verse solo en este compartimiento, que llevaba hacia Nápoles las huellas y el perfume de la ausente, Ulises se sintió desalentado, como si viniera de un entierro, como si acabase de perder un sostén de su vida. Se presentó á bordo del Mare nostrum lo mismo que una calamidad.
Y horas más tarde, al anochecer, la vuelta desesperada al hogar, marchando desalentado a la luz de las estrellas, haciendo eses en el camino como si estuviera ebrio, sintiendo que las lágrimas le escarabajeaban en los párpados, queriendo morir, como el que necesita pasar adelante y se rompe los puños contra un muro inmenso de bloques de hielo. ¿No se fijaba en él? ¿no veía los inmensos esfuerzos que hacía para agradarla?... Ignorante, humilde, reconociendo la inmensa diferencia que separaba a ambos por su distinta vida, ¡qué de esfuerzos para llegar a su altura; por colocarse al nivel de aquellos hombres que la habían poseído por unos días o por años enteros!
No lloró, pero su hija María de la Luz, que comenzaba a ser una mocita, andaba tras él, animándolo para que saliese de su triste marasmo, para que no pasase las horas sentado en la plazoleta con la mandíbula entre las manos y la vista perdida en el horizonte, desalentado y triste como un perro sin dueño.
Hizo Mendoza al fin su ejercicio de preguntas, y no fue más que mediano, de suerte que aun poniéndose en lo mejor, desconfiaba mucho de llevar número, lo cual le traía muy cabizbajo y desalentado.
Al ver entrar á Robledo lo abrazó, buscando instintivamente un apoyo para sostener su cuerpo desalentado. Le parecía asombroso que pudieran soportarse tantas emociones en tan poco tiempo.
¿Se amarían bastante en el futuro para que sus recíprocas ternuras viniesen a compensar todo lo que faltarles pudiera en presente y porvenir? Horas había en que así lo pensaba en la amante efusión de su alma, otras corrían en que la idea de sus gustos contrariados, de su porvenir sin esperanzas, de su mujer en la estrechez, lo clavaban desalentado en el umbral de sus resoluciones...
Algunos días después de lo fuga de Fermín, vio llegar a su ahijado Rafael. Se hallaba sin colocación: había abandonado el cortijo. Venía a decirle que Fermín estaba en Gibraltar, y que un día de aquellos se embarcaría para la América del Sur. También a ti dijo el viejo con tristeza te ha picado la mardita bicha, que nos emponzoña a toos. El mocetón estaba triste, desalentado.
Baltasar intenta derribar en tierra con su espada al atrevido profeta; pero nada logra contra el ungido del Señor, alejándose desalentado y afligido. Daniel prorrumpe en estas palabras: ¿Quién sufrirá tus inmensas Injurias, Autor del día?
Palabra del Dia
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