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El entusiasmo fué su gran energía, lo mismo en la miseria desolada, sin más fortuna que su absurdo chaquet que en las horas efímeras de prosperidad. Siempre hablaba a gritos, de literatura, de teosofía, aquel buen hombre franco, bebedor y mujeriego todo lo que fuese desbordamiento de emoción y de romanticismo que, a pesar de su cabello cano, tenía en los ojos tan riente derroche de juventud.

Derrama el sol su oro por los ampos, en un derroche de alegrías gualdas, irisando el techar del caserío; y fingen, en el verde de los campos, diamantes en monturas de esmeraldas las cristalinas gotas de rocío. Llueve torrencialmente, y el chubasco es tan pródigo en agua que sepulta los caminos en lodo. El sol se oculta tras cortinas de nubes. De un peñasco,

Los jóvenes se apresuraron a ayudarlas; pero lo hicieron con tal ardor que no lograban más que asustarlas y ponerlas nerviosas. Hubo en tan memorable ocasión un verdadero derroche de rubor, de gritos, de risas maliciosas y de frases más o menos felices. Gustavo Núñez, en su calidad de escudero de la señora de Reynoso, hizo lo posible por llenar a conciencia su cometido.

Por esto se había dado tanta prisa en huir: una exigencia de la aprendiza, deseosa de escuchar á aquel artista del que tanto hablaban las señoras. Cuando el grueso ruiseñor quedaba oculto entre bastidores, el coronel ofrecía á su protegida un cucurucho lleno de caramelos. ¡Caramelos en tiempo de guerra! Un verdadero derroche que sólo se podía permitir un enamorado.

El recluta siente en el occipucio los ojos de las alcarreñas que le excitan a mostrarse cada vez más agudo y espiritual, y éstas advierten con inocente alegría que aquel derroche de gracia y de ingenio no es otra cosa que un fervoroso homenaje de adoración que el gentil recluta les dedica.

Ya te he contado cuánto mi padre me prefería y con cuánta liberalidad satisfacía todos mis caprichos. Derroché el dinero y la salud hasta que él me llamó para darme el último abrazo, y entonces me encontré mejorado en su testamento todo cuanto la ley permitía. El marido de mi hermana era un calavera, y mi padre les mermó la herencia todo lo posible.

¿Pero qué nombre le daremos? dijo el juez. Con un derroche de alusiva erudición, hubo un tiroteo de Erebo, Nox, Platón, Terracota, Anteo, etc., etc. Por último, dejamos que decidiera nuestro huésped la cuestión. ¿No ha nacido de De-Hinchú? ¿Pues por qué no darle su propio nombre? dijo tranquilamente. Y así se hizo.

Esta mostraba a la de Rubín una gran simpatía, y con esta simpatía, la dulce confianza que de ella emanaba, y por fin, con el verdadero derroche de indulgencia que en favor de sus faltas hacía, apoderose poco a poco de todos sus secretos.

A pesar de todo el genio que se derroche en el desenvolvimiento de tal fábula tomada como ejemplo, otra fábula cualquiera podrá servir para demostrar lo contrario: los desenlaces no son las conclusionesEsto precisamente marca el gran relieve artístico de Capus, en cuyo teatro no hay «desenlaces», dando á esta palabra su restringida significación tradicional.

Allá en la negra noche, rasgada por relámpagos inquietos y llorada por negros nubarrones, hiciste de tus lágrimas derroche, para llorar tus retos en un ¡ay! de deshechas ilusiones. Muerta, más no vencida, tu alma extenuada y fría comprendió la grandeza del dolor; del dolor que afrontó con heroismo, para hacer de la vida una trágica negra poesía; para hacer del amor un sublime grandioso fanatismo.