United States or Norfolk Island ? Vote for the TOP Country of the Week !


Si su destino era ese, lo aceptaba sin pestañear: él había entrado en la vida por la puerta color de rosa, como convidado que acude a espléndida fiesta, a deleitarse con manjares y músicas y placeres sin cuento, y encontró el salón a obscuras, la mesa del banquete desierta, pan y agua por todo manjar, los demás invitados de blusa en vez de frac, y no escuchó más música que la del arado, de la azada y del martillo... ¡ah! no, ¡muchas gracias! él no había venido para eso, ¿por qué le engañaron? ¿a qué le trajeron? si no existía algún medio de hacer como aquellos pocos, que no visten blusa, y se pasean y divierten, se marchaba. ¿Había uno? ¿y no era necesario sudar ni quebrarse la cabeza? no, mucho pulso y buena suerte.

Esas viñas, junto con el producto de los bosques opulentos de las montañas, constituyen la verdadera y mas preciada riqueza agrícola del Rin, rio tan generoso por sus ondas como por los vinos que ofrece al soñador aleman para deleitarse con sus caprichosas fantasías.

Al contrario, tendríamos un grave disgusto. ¿Quién puede deleitarse al ver en realidad al alguien que se arroja por un balcón desde un quinto piso y se hace una tortilla, o a gentes que se dan de puñaladas, que toman veneno o que se mueren de hambre, de miseria, de tisis o de otras enfermedades contagiosas y feas?

Además, su olfato estaba hecho a deleitarse con el perfume juvenil del hermoso cuerpo de la muchacha, y las sábanas de la fonda le olían a jabón ordinario. Y casi sentía remordimiento. ¿Qué sería de ella? Si se perdiese, ¿quién tendría la culpa? Aunque bien miradas las cosas, ¿qué le importaba? ¿Quién era aquella mujer?

Como quiera que sea, así los partidarios como los enemigos de las corridas de toros, no podrán menos de deleitarse y de instruirse con la lectura del libro de que aquí damos cuenta. Toda persona de buen gusto y aficionada a saber, si no se convence leyendo este libro, se divertirá de seguro y adquirirá multitud de curiosas y peregrinas noticias, sin sentir nunca cansancio ni hastío.

Para los demás, sin excluir a vuecencia, sólo tiene ortigas, aulagas, cardillos y cardos ajonjeros. Conque así no suene vuecencia con entrar en él para deleitarse, porque se expone a quedar preso y pegado con el ajonje, y a salir respingando, picado por las ortigas y todo cubierto de pinchos y de púas.

El pobre viejo ha vuelto al fin a su patria a deleitarse en el espectáculo de un pueblo entero consagrado a realizar el más fecundo cambio de industria, prometiéndose que la muerte no cerrará sus ojos antes de ver salir para Buenos Aires una caravana de carretas cargadas en el fondo de la América con la preciosa producción que ha hecho por tantos siglos la riqueza de la China y que se disputan hoy las fábricas de León, París, Barcelona y de toda la Italia. ¡Gloria eterna del espíritu unitario, de ciudad y de civilización! ¡Mendoza, a su impulso, se ha anticipado a toda la América española en la explotación en grande de esta rica industria! . ¡Pedidle al espíritu de Facundo y de Rosas una sola gota de interés por el bien público, de dedicación a algún objeto de utilidad; torcedlo y exprimidlo, y sólo destilará sangre y crímenes!

Propuso, pues, en su corazón estar serena y fría a los halagos de D. Jaime cuando volviese; y olvidando, con este nuevo peligro, el que podía haber en los diálogos íntimos, en las disertaciones sabias y en la atención y en la emoción con que oía al P. Enrique, volvió con más ternura amistosa que nunca a buscar la conversación del Padre, a deleitarse en ella, y a dar señales inequívocas de la predilección con que le miraba.

Te hallas, pues, y te has hallado desde que te escapaste en posición muy ventajosa. La mayoría de los hombres consumen la vida en ganarse la vida, y, como se la ganan perdiéndola y gastándola, no les queda vida de sobra ni para amar, ni para deleitarse, ni para trazar heroicos planes y realizarlos luego, ni para otros mil asuntos que debemos calificar de lujo y de poesía.

En el fondo de su corazon siente viva complacencia en la alabanza; pero sabe muy bien que este es un incienso honroso miéntras el ídolo no manifiesta deleitarse en el perfume; por esto no os pondrá jamas el incensario en la mano, ni consentirá que le hagais undular demasiado cerca.