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Actualizado: 14 de julio de 2025
La literatura imponía deberes: era preciso dejarse ver para hacer carrera y adquirir un nombre, asistir a los estrenos de los teatros, intervenir con interrupciones en los debates del Ateneo, hacerse notar en las interminables y estériles disputas sobre si hay Dios o no lo hay, y acerca de la separación de la Iglesia y el Estado. Una mañana, Feli le despertó cuando estaba en lo mejor de su sueño.
Los judíos, pues, conociendo al rei, le hicieron la oferta de treinta mil ducados, con tal que revocase él i su esposa la cédula ordenada para su espulsion; i como estuviese ya dispuesto por el sabor del dinero á dejarse vencer de las instancias de los hebreos, i fuese sabido este propósito por el inquisidor Torquemada, valióse este bellaco de la confianza que le daba la autoridad de confesor del rei, para entrar en el aposento suyo, llevando encubierto en sus hábitos la imágen de Cristo crucificado, la cual descubrió diciendo: Júdas vendió una vez al Hijo de Dios por treinta dineros de plata.
Muchos naturales del país se habían encontrado con los dos dioses cuando llevaban sus arrias por los desfiladeros de los Andes; pero siempre ocurría tal encuentro en días de tempestad, como si los dioses sólo pudieran dejarse ver á la luz de los relámpagos y acompañados por los truenos que ruedan con un estallido interminable de montaña en montaña y de valle en valle.
De vez en cuando, mi mirada, abandonada al declive como todos esos objetos flotantes, se remontaba más allá para dejarse arrastrar por una nueva procesión de trozos de caña y otros fragmentos rodeados de espuma.
Esto es todo lo que tenía que decir a usted. Conste. De hoy en adelante esperaré su buen deseo. Vuelto a su casa después de esta declaración un poco original, el digno notario se sentó muy pensativo en su escritorio. ¡También ella! murmuró con un poco de despecho. Una inteligencia tan superior dejarse coger por las vulgaridades de ese belitre... ¿Qué tiene ese hombre de particular?
¡Qué guasa! ¿Quieren ustedes reírse?... ¡Haría buena figura una monja cantando a la puerta de casa! Por eso no quede dijo el fondista. Vámonos a la sala. Ahora no hay nadie... La hermana siguió riendo, sin dejarse persuadir. No obstante, se adivinaba que la retenían más los respetos de su estado y el de la superiora que la falta de deseos.
Otros, los más, la censuraban con acritud. Un sacerdote no puede obrar como los demás en tal caso. Es un ministro de Jesucristo y debe proceder siempre con caridad aunque sea en legítima defensa. El P. Gil estaba profundamente indignado, aunque guardaba silencio. Un sacerdote, antes que ensangrentar sus manos, no sólo debía dejarse robar, sino matar.
Nunca la Hawkins y Novelli habían cantado mejor, según la impresión unánime de todo el teatro. La representación empezaba de tal modo, que tenía que acabar en un gran triunfo. Harvey y sus dos hijos estaban en el palco, donde reservaban un sitio para Marenval. Tragomer y Jacobo tenían otro palco más oculto á fin de no dejarse ver.
El barbero, que, tan sin pensarlo ni temerlo, vio venir aquella fantasma sobre sí, no tuvo otro remedio, para poder guardarse del golpe de la lanza, si no fue el dejarse caer del asno abajo; y no hubo tocado al suelo, cuando se levantó más ligero que un gamo y comenzó a correr por aquel llano, que no le alcanzara el viento.
Se veía en su aspecto que estaba acostumbrada a dominar, a doblegarlo todo, y aun la sonrisa de perpetua amargura que vagaba por su ancha boca, demostraba hasta qué punto acostumbraba a perseguir, sin dejarse detener, la realización de sus planes.
Palabra del Dia
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