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La mitad es debida al juego teatral de los espejos interiores; debida á la mágia parisiense. Aquí todo tiende á ser mágico; hasta la bota con que pisamos el lodo inmundo: la misma bota, el mismo zapato, la humildad aplicada al vestido del pié, lleva aquí detrás su cortejo, su galantería; au soulier galant.

Y si una concordia superior pudiera vislumbrarse desde nuestros días como la fórmula de un porvenir lejano, ella no sería debida a la imitación unilateral que diría Tarde de una raza por otra, sino a la reciprocidad de sus influencias y al atinado concierto de los atributos en que se funda la gloria de las dos.

En cuanto a mis reclamaciones, pasado mañana las presento fundadas en los datos que aquel me , legalizadas en debida forma; y como será una cosa clara y de justicia innegable pues sólo en este caso haré valer mis derechos, al tercer día se juzga el caso y soy dueño de lo mío.

Los genoveses, viudo el uno y solterón el otro, aunque eran ambos de edad provecta, enemigos del escándalo y muy inclinados a la devoción, gustaban de echar de vez en cuando una cana al aire, sin perder su grave circunspección y con la debida cautela.

Semejante propuesta despertó en la aficion por correr mundo, al mismo tiempo que me llenó de regocijo; mas este fué mi luego moderado por el convencimiento en que yo estaba, de que aun no habia llegado mi instruccion á la sazon debida, para poder llenar, tan dignamente como convenia á mis ambiciosos anhelos, una mision de esta naturaleza.

El tiempo dirá hasta qué punto veré realizados mis propósitos. Antiguas Industrias Sevillanas Tejidos y Tejedores Entre las muchas industrias que ennoblecieron á nuestra ciudad en los pasados siglos, ocupó lugar preferentísimo la de los tejidos de seda, debida, sin duda, como tantas otras, á los sarracenos, consumados maestros en ella.

Y aun no se me figura que me toca aqueste oficio solamente en vida; mas, con la lengua muerta y fría en la boca, pienso mover la voz a ti debida. Libre mi alma de su estrecha roca, por el estigio lago conducida, celebrándote irá, y aquel sonido hará parar las aguas del olvido.

De Real órden comunicada por el Señor Ministro de la Gobernacion de la Peninsula, lo digo á V. E. para su inteligencia y efecos correspondientes. Lo traslado á V. S. para su debida noticia, fines subsiguientes y por respuesta á su atento escrito de 7 del corriente, relativo al particular de que hecha mencion. Dios guarde á V. S. muchos años. Zaragoza 21 de Julio de 1844. Manuel Breton. Sr.

Mi trabajo, mis viajes frecuentes á los vecinos departamentos, mi afición á la soledad, me tienen á menudo alejado del castillo, cuyas reuniones bulliciosas huyo sobre todo. Puede muy bien que la amistosa acogida que hallo en él, sea debida en gran parte á lo poco que me prodigo.

He oído con la debida atención dijo la muchacha todo lo que acabas de decirme, y te confieso que estoy atribulada y amedrentada. ¿Y cuál es la causa, hija mía, de tu tribulación y de tu susto? Pues..., fuera vergüenza...; a ti, que eres mi guía, debo confesarlo todo. Tus consejos y advertencias de hoy vienen ya tarde.