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Actualizado: 18 de mayo de 2025


¿Caíste herido alguna vez? , señora; una vez, en Navarra, me pasó una bala de un lado á otro; me entró por aquí, salva sea la parte, y me salió por aquí. Poco faltó para que me echasen la tierra encima. En Cuba, un negro, mas negro que las tinieblas, grande como un castaño, me descargó un machetazo en un hombro, que á poco me parte en dos. Sin embargo, me curé más fácilmente que del balazo.

De la voluntad de usted depende que yo me muera o me cure. Muy extremoso me parecía el dilema que don Pepito me ponía. Algo, no obstante, podía tener de cierto. Siempre fui compasiva y el tal dilema me atribulaba.

-Es una ciencia -replicó don Quijote- que encierra en todas o las más ciencias del mundo, a causa que el que la profesa ha de ser jurisperito, y saber las leyes de la justicia distributiva y comutativa, para dar a cada uno lo que es suyo y lo que le conviene; ha de ser teólogo, para saber dar razón de la cristiana ley que profesa, clara y distintamente, adondequiera que le fuere pedido; ha de ser médico y principalmente herbolario, para conocer en mitad de los despoblados y desiertos las yerbas que tienen virtud de sanar las heridas, que no ha de andar el caballero andante a cada triquete buscando quien se las cure; ha de ser astrólogo, para conocer por las estrellas cuántas horas son pasadas de la noche, y en qué parte y en qué clima del mundo se halla; ha de saber las matemáticas, porque a cada paso se le ofrecerá tener necesidad dellas; y, dejando aparte que ha de estar adornado de todas las virtudes teologales y cardinales, decendiendo a otras menudencias, digo que ha de saber nadar como dicen que nadaba el peje Nicolás o Nicolao; ha de saber herrar un caballo y aderezar la silla y el freno; y, volviendo a lo de arriba, ha de guardar la fe a Dios y a su dama; ha de ser casto en los pensamientos, honesto en las palabras, liberal en las obras, valiente en los hechos, sufrido en los trabajos, caritativo con los menesterosos, y, finalmente, mantenedor de la verdad, aunque le cueste la vida el defenderla.

¡Ah, amigos míos! exclamó frotándose las manos de esperanza, mi fortuna pertenece al hombre que me cure. Por grandes que sean los tormentos que me esperen, los sufriré gustoso si me garantizan el éxito. ¡Ni el dolor ni los gastos me harán retroceder!

Los muchos autores que han tratado por esperiencias repetidas de introducir la cinconina en la materia médica, para sustituir al sulfato de quinina , son dignos de elogio; pero no han podido conseguir que la primera sal cure mejor las dispepsias y las acedías que el sulfato de quinina....., y las moderadas dósis que la exacta apropiacion del medicamento exige en la mayor parte de los casos, no permiten dar á la cuestion de economía la misma importancia.

Y así pues, llevadme a un aposento donde yo quede, hasta que mañana veamos dónde esta desesperada aventura nos lleva; que bien podrá ser que durante la noche doña Guiomar se aconseje con su alma, y a algo muy diferente de lo que hoy piensa se determine, o tal vez se desengañe y se cure, quedando yo el solo enfermo y el solo desesperado.

Yo le curé como pude, consolándole con palabras de esperanza; y hasta procuré reír ridiculizando su facha, para ver si de este modo le reanimaba. Pero el pobre viejo no desplegó sus labios; antes bien inclinaba la cabeza con gesto sombrío, insensible a mis bromas lo mismo que a mis consuelos. Ocupado en esto, no advertí que había comenzado el embarque en las lanchas.

La inspiración brotó en su mente. Su grande y vivaz ingenio le sugirió una idea, y con la idea estas palabras: «Pues he de curarte... Lo dijo Miquis, punto redondo». Isidora llenó el despacho con un suspiro. Era el quejido de su enfermedad, ya extendida y profunda. «Manos a la obra dijo Augusto con gran solemnidad . ¿Quieres que te cure? Responde ¿ o no? .

El doctor revoloteaba a mi alrededor como un moscardón; he tenido que hacerle sentar en un rincón. Cuando tengo prisa, no puedo sufrir que la tengan los demás; el que me ayuda me incomoda. ¡Y ese asno de Gil que se ha puesto enfermo en la mejor ocasión! Voy a enviarle a París para que se cure, y le ruego que me busque otro criado.

Se puede decir en verdad que hay pocas enfermedades agudas ó crónicas, y en todas las edades, en las que la manzanilla no tenga una indicacion que llenar; pocas enfermedades que no pueda simplificar ó regularizar; pocos padecimientos que no alivie, ya que no los cure.

Palabra del Dia

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