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Dijeron que era para tratar de nuevo la paz, y tarde vino un moro viejo con una carta de crédito de D. Alonso de la Cueva en que le abonaba por hombre de verdad. Este fué con demandas y respuestas, y no concluyéndose nada, determinó el Duque pasar adelante.

Así que conociendo ellos tan menudamente el estado de los príncipes, en su ánimo i estimacion les disminuyen el crédito, i con otros principes i el pueblo les quitan la reputacion, á los que ellos quieren hacer odiosos, i finalmente alborotaban y levantaban sus tierras, y tanto mas, cuanto por el mismo camino de las confesiones conocen lo mas íntimo de los ánimos de los vasallos, y saben el que es bien afecto al principe, y el que está mal satisfecho, y descontento; de donde por las relaciones que tienen de las cosas de estado, pueden fácilmente sembrar cizaña entre principes y ocasionarles mil sospechas y recelos.

Tenía el servicio de la casa, desde tiempo inmemorial, ajustado a una tarifa votada en junta general de socios, con asistencia del contratista, un cafetero establecido en la calle trasera, en un local de muy mala traza; pero, según fama, cumplía bien sus compromisos, y hasta gozaban de mucho crédito sus géneros, su diligencia, y particularmente sus limonadas en la estación de verano.

La cama me cuesta tres ó cuatro veces más que la mesa. Las tardes malas, en que pierdo hasta la última ficha, me contento con un emparedado de jamón á crédito en el bar del Casino. Yo soy de la escuela de un jugador de Madrid al que llamábamos «el maestro», y que nos decía: «Jóvenes, el dinero se ha hecho para jugar: y lo que quede, para comer

Lástima que la guerra les pillase con tan poco dinero... Argensola odiaba á los Bancos más aún que á los Imperios centrales, distinguiendo con una antipatía especial al establecimiento de crédito que demoraba el pago del cheque de Julio. ¡Tan hermoso que habría sido presenciar los acontecimientos con toda clase de comodidades, gracias á esta enorme cantidad!... Para remediar las penurias domésticas volvía á impetrar el auxilio de doña Luisa.

El día 1.º de enero de 1853, la duquesa llevaba al Monte de Piedad su anillo de boda. Es preciso estar bien falto de todo socorro humano para empeñar un objeto de tan escaso valor como un anillo de matrimonio. Pero la duquesa no tenía ni un céntimo en casa y no se vive sin dinero, por más que el crédito sea el gran resorte del comercio de París.

«En medio escribe Arana de Varflora de las extravagancias que habían corrompido su arte en aquel tiempo, tuvo Cornejo un modo agradable y una manera airosa que le dieron mucho crédito á sus obras

Decíase que entre las actrices las había de hermosísima voz, pero de figura más hermosa todavía y si se ha de dar crédito á murmuraciones, su amabilidad estaba por encima aun de la voz y la figura. A las siete y media de la noche ya no había billetes ni para el mismo P. Salví moribundo, y los de la entrada general formaban larguísima cola.

Nada hay en el cuerpo que pueda reemplazar a la sangre; pero en la sociedad hay algo que puede reemplazar al dinero, y este algo es el crédito, el cual no crea un átomo más de riqueza, pero pone en circulación y presta movilidad y casi ubicuidad e mucha parte de la riqueza que está parada e inerte.

Miré el termómetro, y marcaba muchos grados bajo cero, como el crédito del Estado.