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Actualizado: 10 de octubre de 2025
Enfermo prosiguió Cordero contando por los dedos , poco agraciado, corto de vista, honrado sí, como el primero, de buen corazón.... En fin, voy al objeto. Los dos quieren casarse con una tal Sola, y esto parece fin de comedia. Una palabra de la dama va a decidir la cuestión, ¿a cuál de los dos quiero por marido?
Después de un corto silencio, añadió, con el deseo de consolar a su hermano: Pero Sagrario, mi sobrina, estará hecha una hermosura. La última vez que la vi parecía una reina, con su moño rubio y aquella carita sonrosada, de vello dorado, como un albaricoque de los cigarrales. ¿Se casó con el cadete o está con tigo? El Vara de palo puso el gesto más sombrío y miró a su hermano torvamente.
Y el acuerdo de todas las flores vengativas, Desde las sampaguitas hasta las siemprevivas, Quedó temblando a modo de una hoz sobre el viento. Y aquí viene lo triste, señor, de todo esto; Porque una tarde Flora cortó y cortó más flores, Y luego de apiñarlas en su tagalo cesto, Se fué a su lecho para contarlas sus amores.
El trazado de la vida de Belarmino era una página escrita con falsilla, y en la cabecera de la página un signo sagrado: la hija de sus entrañas. De raro en raro, abríase un corto paréntesis, en las líneas de la página, que se correspondía con alguna reunión pública del Círculo republicano, en que Belarmino pronunciaba discursos tremendos.
Domingo escuchaba impaciente y su caballo piafaba como si las moscas le atormentaran. Era el año que había tanta gente en el castillo, ¿se acuerda? ¡Ah, como...! Pero una huida del caballo cortó la frase y dejó al tío Jacobo con la boca abierta.
Al llegar al alojamiento encontró en el vestíbulo a muchos admiradores deseosos de abrazarle. Hablaban de sus hazañas con tales hipérboles, que parecían distintas, exageradas y desfiguradas por los comentarios en el corto trayecto de la plaza al hotel.
Pero cuando, abiertas las válvulas á todos los pareceres y á todas las ideas, fué llegada la hora de echarse cada cual, á campo-travieso, en busca de terreno para alzar una cátedra en él, ¿qué doctor, por corto que fuera de alcances, no había de descubrir, á la primera mirada, el mejor de los terrenos para aquellos fines en la pura, tradicional, primitiva sencillez de la clase marinera?
Guillermina cortó las dificultades, proponiendo que le llevaran a su casa. Se dieron órdenes a Estupiñá para que fuesen conducidas también al domicilio de la santa las tres mujeronas entre las cuales sería elegida, a toda conciencia, la que había de criar al mono del Cielo. Por la noche de aquel célebre día, hubo en la casa de Santa Cruz una escena memorable.
Por rico que sea un hombre no puede librarse de que se la pegue su mujer... y á mí me han engañado dos. Soy muy desgraciado. Acaso seáis, más que desgraciado, mal pensador. ¡Tan buena la una como la otra! Ya llegaremos á eso, ya llegaremos. Estamos en que entrásteis de galopín en la cocina de la infanta doña Juana. Sí; sí, señor; y como el salario era corto, hurté. ¡Hurtásteis!
Apretaba el Tuerto contra su pecho corto y ancho trabuco, y, después de girar hacia todas partes el único lucero de su fea cara, de aguzar el oído, de olfatear, por decirlo así, el aire, arrimóse al murallón, medio arrodillándose tras de un seto de zarzas y brezo que lo guarnecía.
Palabra del Dia
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