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Actualizado: 10 de junio de 2025
Conocia el inmediato peligro de todo el Perú, si se malograba aquel corto refuerzo de veteranos, lo árduo de la empresa que iba á emprender, los obstáculos insuperables que se le oponian, y el ningun recurso que le quedaba en caso de ser batido.
Bajo de este supuesto podía determinase que los pueblos de San Ignacio Guazú, Nuestra Señora de Fe, Trinidad, San Ignacio Miní y Loreto, en el obispado del Paraguay; San José, San Carlos, los Mártires, Santa María la Mayor y San Lorenzo, en los de Buenos Aires, tuviesen un solo religioso de cura, porque el corto número de indios de estos pueblos, y la inmediación que tienen con otros, les proporciona comodidad para ello.
Ni corto ni perezoso, Felipe fue el primero en tirarse a fondo con intrépida torpeza, que Amaury aprovechó para darle un bote y desarmarle, arrancándole de la mano el arma, que fue a parar buen trecho lejos de su dueño. Le hacía a usted algo más diestro, Felipe dijo Amaury con tono irónico, no exento de amargura, porque en el fondo le repugnaba aquella superioridad que no deseaba.
Después de ejecutado el valentón se le cortó una mano, que se clavó en la puerta de la Cárcel real, siendo este el desgraciado fin de la vida de Juan Morán, de cuyos hechos he visto más de una antigua relación impresa.
Quilito y Jacinto, dos capitalistas con más agujeros en los bolsillos que moneda sonante, no se preocupaban de estas historias; si la guerra es así y la vida es así: el soldado no huye, ni abandona el fusil, porque el compañero cae y las balas silban... Adelante; el camino es corto y el premio a conseguir brillante; ofuscada la mente por la visión de fortunas instantáneas, iban derecho al enemigo, sin temor al fuego ni a la muerte.
Si esto se consigue, la industria florecerá en un corto periodo de años, de lo contrarío, resurgirá muy lentamente, si la influencia del extranjero no la ahoga en su nacimiento. Ultima memoria de las casas de don Fernando Colón
Mientras vacilaba entre el pudor y la necesidad, la vieja sirvienta, aterrada, al parecer, por la mirada hambrienta que fijé sobre ella, cortó la cuestión, cerrando bruscamente la puerta. Entonces, tomé mi partido, resolviéndome á ayunar hasta el día siguiente.
En las recepciones de una embajada, conoció al barón de D'Avenda, diplomático extranjero que le doblaba la edad, hombre de corto entendimiento, cuerpo gastado y carácter débil, circunstancias que ella imaginó compensadas con su título, su riqueza, y sobre todo, por lo fácil que le pareció dominarle.
Llevole de la mano hasta la puerta de la estancia, y al despedirse le pronunció otro corto discurso, dándole afectuosas palmaditas en el hombro: No ser loco, no ser loco, joven.
Cabildo al balcon principal, y el caballero Síndico Procurador general, viendo congregado un corto número de gentes con respecto al que se esperaba, inquirió que ¿donde estaba el pueblo?
Palabra del Dia
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