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Actualizado: 2 de mayo de 2025
En esta junta se vería y trataría todo lo perteneciente a real hacienda, haberes de los pueblos y policía de ellos: dando parte de todo a la junta superior de Buenos Aires, para que, visto allí, se determinase lo más conveniente.
Representó el cabildo á S. S. Inocencio IV que no eran bastantes las rentas para mantener el número de dignidades y canónigos que habia, pidiéndole los redujese al que resultase correspondiente á sus facultades, y habiendo el pontífice dado comision para que con asenso del cabildo determinase dicho número, se resolvió que el de dignidades quedase como estaba, que los canonicatos se redujesen á veinte, y á veinte tambien las raciones; lo que confirmó S. S. por rescripto de 26 de junio de 1247.
Bajo de este supuesto podía determinase que los pueblos de San Ignacio Guazú, Nuestra Señora de Fe, Trinidad, San Ignacio Miní y Loreto, en el obispado del Paraguay; San José, San Carlos, los Mártires, Santa María la Mayor y San Lorenzo, en los de Buenos Aires, tuviesen un solo religioso de cura, porque el corto número de indios de estos pueblos, y la inmediación que tienen con otros, les proporciona comodidad para ello.
Luego acudieron todos a Quiteria, y unos con ruegos, y otros con lágrimas, y otros con eficaces razones, la persuadían que diese la mano al pobre Basilio; y ella, más dura que un mármol y más sesga que una estatua, mostraba que ni sabía ni podía, ni quería responder palabra; ni la respondiera si el cura no la dijera que se determinase presto en lo que había de hacer, porque tenía Basilio ya el alma en los dientes, y no daba lugar a esperar inresolutas determinaciones.
Para poner en orden cuanto pertenece al gobierno eclesiástico y culto divino, y uniformar todos los pueblos en él, y acudir al remedio por lo que pueda ocurrir en adelante, me parece convendría que los curas tuviesen dentro de la provincia un inmediato superior o vicario, con todas las facultades necesarias, así en lo que pertenece a su vida y costumbres, como en lo que corresponde al oficio de curas; para que, sin embarazarse el gobierno secular en los varios recursos que le es preciso hacer, pudieran corregirse y cortarse aquí aquellas cosas menores, y las más graves se despacharían al tribunal correspondiente, después de formalizadas las causas aquí, para que la Superioridad determinase lo conveniente.
La misma música que había causado en ella tal exaltación, debía sostenerla hasta el momento en que llegase a su sillón; mas entonces debía decrecer ya por grados, pues, cesando de repente, podía producirle un efecto desastroso que determinase una agravación del mal.
Aquí le quiso Dios dar á entender los muchos trabajos que le tenía preparados para labrarle la corona de sus merecimientos, y fué de esta manera: Había acabado un día de decir misa, y mientras se retiraba á su aposento á dar gracias á Nuestro Señor, se vió como en éxtasis, cercado de una tropa de gente desconocida y se vió también á sí mismo cultivando la tierra con un azadón en la mano, lleno todo de sudor, sin que alguno de los presentes, movido á piedad, se determinase á quitarle de las manos aquel rústico instrumento y á ayudarle en aquel oficio.
Primero que se determinase á darles recaudo, fueron tantos los muertos, que hubo banderas desarboladas y nave en que no quedaron 20 hombres.
Palabra del Dia
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