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Actualizado: 8 de mayo de 2025
Velázquez permaneció en la tienda inmóvil, silencioso, con la vista fija en la puerta por donde había salido. No tardó en presentarse de nuevo con el mantón sobre los hombros, y sin mirarle se dirigió resueltamente á la puerta de la calle. Pero el majo, con rápido ademán, se puso delante, cortándole el paso.
Corrieron los dos jinetes tras el animal, acosándolo cada uno por su lado, cortándole el paso cuando intentaba desviarse hacia el río, hasta que el marqués, espoleando su jaca, ganó distancia, se aproximó al toro con la garrocha por delante, y clavándola en su cola, logró, con el empuje combinado de su brazo y su caballo, que perdiese el equilibrio, rodando por el suelo con la panza al aire, los cuernos clavados en la tierra y las cuatro patas en alto.
El violento palpitar de su seno, cortándole la respiración, apenas le permitió decir: «No quiero nada, no quiero nada». Evidentemente, referíase al contenido de la cajilla. Joaquín corrió tras ella, diciendo: «Formalidad, formalidad». Pero la de Rufete, valiente y decidida, trató de abrir la puerta. Estaba cerrada.
Si al fin nos hemos de morir... Tengamos la conciencia tranquila; no hagamos cosas malas, y ruede la bola... y no temamos el materialismo de la muerte; que al fin polvo somos, y...». Basta, no siga usted dijo Maxi, ceñudo, cortándole el discurso . Si usted es materialista, nunca nos entenderemos.
Era la esposa del conserje, que se había agregado poco antes al grupo de mujeres. ¡No vaya, señor! gritó, cortándole el paso . Lo han matado... acaban de fusilarle. Don Marcelo quedó inmóvil por la sorpresa. ¡Fusilado!... ¿Y la palabra del general?... Corrió hacia el castillo sin darse cuenta de lo que hacía, y se vió de pronto en el salón. Su Excelencia continuaba ante el piano.
Ugarte, por lo que dijo, había vivido en Filipinas, y estaba aburrido de aquello y quería marcharse a América. Tristán, el antiguo, se encontraba muy cambiado; tenía una cicatriz reciente, roja aún, en la cara, que le cogía desde la ceja de un lado hasta la comisura de la boca del otro, cortándole el labio superior. Nuestro antiguo piloto bebía el brandy como si fuera agua.
Hízose muy gran daño en la campaña, cortándole los olivos y viñas y árboles fructíferos della para quemar, robándoles las maserías, sin dejarles buey ni oveja en ellas, ni cosa de comer. Primero de diciembre partió de aquí la armada para Malta, y ya otra vez habían salido y vuéltose al puerto de 20 millas de allí.
REY. Pésame de llegar tarde: Llegar a tiempo quisiera, Que pudiera remediar De Sancho y Nuño las quejas; Pero puedo hacer justicia Cortándole la cabeza A Tello: venga el verdugo. FELIC. Señor, tu Real clemencia Tenga piedad de mi hermano. REY. Cuando esta causa no hubiera, El desprecio de mi carta, Mi firma, mi propia letra, ¿No era bastante delito?
Al pasar el gaucho junto á él, se llevó una mano al sombrero para saludarle, espoleando luego su cabalgadura. Don Carlos, después de breve indecisión, salió también al galope, hasta que puso su caballo delante del de Manos Duras, cortándole el paso y obligándole á detenerse. ¿Con licencia de quién atravesás vos mi campo? preguntó con voz temblona y aflautada por la cólera.
Watson, forcejeando con el herido acababa de arrancarle su rifle é iba á incorporarse; pero vió que el bandolero andino le apuntaba por tenerlo más cerca, y su instinto le hizo encogerse, al mismo tiempo que sonaba la detonación. Gracias á este movimiento, el proyectil no le atravesó el pecho, cortándole únicamente el hombro izquierdo, con una herida superficial.
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