United States or China ? Vote for the TOP Country of the Week !


Ascendieron juntos en el funicular del monte Vomero á las alturas coronadas por el castillo de Sant Elmo y la cartuja de San Martino.

En las laderas de los montes, la tierra parecía a trechos ingrata a todo esfuerzo humano, las cumbres estaban coronadas de peñas calvas con los ángulos roídos por los siglos, y los picachos de granito se erguían enhiestos en desprecio del tiempo.

Sólo entonces consienten en irse a la perrera, y allí, mientras lamen su cazuela de sopa, refieren a sus compañeros de la granja lo que han hecho en lo alto de la montaña: un paisaje tétrico donde hay lobos y grandes plantas digitales purpúreas coronadas de fresco rocío hasta el borde de sus corolas.

Llegamos involuntariamente al pié de la torre del Agua: nos detuvimos, contemplamos de nuevo aquel sombrío paisage donde no se destacan sobre el azul del cielo mas que torres silenciosas coronadas de almenas, y sentimos por instantes latir precipitadamente el corazon y concentrarse el alma en la tristeza.

Nada mas admirable que su aspecto: están casi todos rodeados de azules y transparentes montañas coronadas de blanquísima nieve: la suavísima tranquilidad de sus azules ondas, que surcan lindísimos vapores, el cielo límpido azul que le sirve de cúpula, cerrado por las altísimas montañas que le sirven de marco, como el de Interlaken, hacen del lago un deliciosísimo recreo que la imaginacion no alcanza, que solo su vista ofrece.

No necesitan urnas Ni estátuas levantadas, Porque las horas diurnas De estrellas coronadas Guardan el monumento, Que cubre el firmamento Del hemisferio austral. De la tierra sangrienta Se elevarán los muertos, Y con rayos inciertos La luna amarillenta, El esqueleto pálido Trémula alumbrará.

Efectivamente, aquel castillo de argamasa aislado y obscuro, sin más comunicación con lo exterior que la puerta de entrada, flanqueado con sus cuatro torres coronadas de almenas, semejantes á pirámides de cementerios, parece un gran ataúd. Está estrechamente rodeado de olivos que le cercan apiñados, como para enterrarlo.

Todos parecían sonreir con sus bocas lívidas y sus ojos febriles á las primeras tierras del Mediodía que asomaban entre la bruma matinal, coronadas de sol, cubiertas de la regia vestidura de sus pámpanos. Los hombres del Norte tendían sus manos á las frutas que les ofrecían las mujeres, picoteando con deleite las dulces uvas del país.

Y ¡qué escenas localiza en aquel sitio la imaginación! ¡Qué fondo aquel para un lienzo que representase el célebre motín en favor de los Comuneros, ó las sangrientas riñas á que dió ocasión D.ª María la Brava, ó una de aquellas temerarias revueltas contra los Franceses, coronadas luego de gloria por la batalla de Arapiles!

Le gustaba pasear por las naves, detrás del altar mayor, el sitio más obscuro y silencioso del templo. Allí dormía gran parte de la historia de España. Tras la cerrada puerta de la capilla de los Reyes, guardada por dos heraldos de piedra puestos en jarras, estaban los monarcas de Castilla en sus tumbas coronadas por estatuas de armadura de oro haciendo oración con la espada al cinto.