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Actualizado: 20 de julio de 2025
Miraba Chinto a la bahía con la boca abierta, y cuando al fin salió Amparo, no pudo verla: ella en cambio le divisó desde lejos, y veloz como una saeta, varió de rumbo, tomando por la insigne calle del Sol, que componen media docena de casas gibosas y dos tapias coronadas de hierba y alelíes silvestres.
Arriba se ven las altas cimas montuosas y los picachos graníticos de un aspecto majestuoso, y mas altas aún se ostentan las lejanas eminencias de la cordillera coronadas de nieves perpetuas. Aquella comarca, de suelo suavemente ascendente y entrecortada por bajos cerros, es en extremo curiosa como elemento determinante de dos sistemas hidrográficos.
En un país americano de clima frío, donde crecían lo mismo que en Europa el pino y el abeto y las montañas estaban coronadas de nieve, salía al encuentro del viajero el idioma castellano, y con él las viejas casas de escudos coloniales en el portón y los entonados señores de solemnes maneras semejantes a los hidalgos antiguos.
De seguro que Jurado previó el desaire y se preparó para el desquite, porque en su discurso, que duró cerca de una hora, trató atrozmente a los conservadores, dijo pestes de las testas coronadas, y maldijo mil veces de quienes habían vendido a su patria por un «puñado de lentejas». El tal discurso fué aplaudido calurosamente.
Solamente las palomas coronadas ocupaban las ramas, comiendo las exquisitas frutas. ¡Ya no están aquí! exclamó sollozando el joven. ¡Dios mío! ¿Dónde los encontraremos? Veamos, señor Cornelio. No es posible que se hayan marchado, sin dejar aquí algo para nosotros. Entraron bajo los árboles y llegaron al sitio en que habían acampado el Capitán, Hans y el chino.
Ora eran bandadas de cierta especie de palomas coronadas de penachos, ora de apimachus magnificus, pájaros de forma elegantísima, con plumas de un negro aterciopelado en el dorso, la garganta y el pecho azul oscuro con reflejos verdosos y la cola larga adornada de plumas de barbas sutilísimas.
Por el lado de la población y de sus calles llenas de polvo, las altas murallas coronadas de almenas y agujereadas de trecho en trecho por algunas angostas aberturas, presentan un aspecto terrible; pero cuando se ha penetrado en el recinto y se han pasado las bóvedas, los corredores y las arcadas, se nos presenta el jardín rodeado de elegantes columnas que recuerdan los esbeltos troncos de las palmeras.
En los recovecos de la costa marcábanse vigorosas sombras que parecían dar vida y formas animales a las piedras. A lo lejos, un promontorio semejaba un león acurrucado junto a las olas, mirando a Jaime con hostilidad silenciosa. Los peñascos a flor de agua sacaban y ocultaban sus negras cabezas coronadas de melenas verdes, como gigantes anfibios de una humanidad monstruosa.
Era una cañada entre dos lomas bajas coronadas de arbustos y con algunos ejemplares muy lucidos del árbol que le daba nombre. El cauce de un torrente seco dejaba ver su fondo de piedra blanquecina en medio de la cañada; un pájaro, que a la niña se le antojó ruiseñor, cantaba escondido en los arbustos de la loma de poniente. Ana se sentó sobre una piedra cerca del cauce seco.
Los pequeños vapores que viajan de un punto á otro, ofrecen comodidad y aseo. Al comenzar la travesía, el viajero contempla admirado las encumbradas montañas de Riggi y Pilato, coronadas de nieve, que esconden su cabeza en las nubes.
Palabra del Dia
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