United States or Anguilla ? Vote for the TOP Country of the Week !


Hoy que yaces envuelta en la inocencia Y no puede abarcar tu inteligencia Lo que es la maternal contemplacion. Entenderás la voz del sentimiento Que inoculada en mi amoroso aliento Descenderá á tu puro corazon.

Hécuba, la desventurada esposa de Príamo, la madre sin hijos, la reina esclava, no tuvo nunca el corazón tan desgarrado como lo tenía en aquellos momentos el infeliz cocinero de su majestad el rey don Felipe III. Cuando salieron del alcázar, continuaba lloviendo ni más ni menos que como tres días antes de entrar don Juan Girón en Madrid. Montiño no sintió la lluvia.

14 Desde la morada de su asiento miró sobre todos los moradores de la tierra. 15 El formó el corazón de todos ellos; el considera todas sus obras. 16 El rey no es salvo con la multitud del ejército; no escapa el valiente con la mucha fuerza. 17 Vanidad es el caballo para la salud; con la grandeza de su fuerza no librará.

¡Oh! ¡Y qué malo eres hoy conmigo, papá! Es por ti, hija mía. ¡Pues bien; será peor..., porque me escaparé e iré en busca tuya! ¡El frío!... ¿Qué me importa el frío? ¿Y si caes herido, si quieres ver a tu Luisa por última vez y ella no está allí, a tu lado, para cuidarte, para quererte hasta el último momento?... ¡Oh! ¡ crees que tengo el corazón de piedra!

Consulta bien a tu corazón, haz algo que sea semejante a un examen amoroso de conciencia, y si quedas seguro de que todavía puedes quererla, prepárate a sufrir una gran desilusión y a luchar con la más terca manía que cabe en cabeza humana.

Vagos y finos perfumes embalsamaban el aire, penetraban en los sentidos y ablandaban el corazón, que parecía fundirse en el pecho con una sensación de desvanecerse y de evaporarse en el éter... Era aquello delicioso y hubiera yo querido que Luciana participase de mi encanto, pero seguía nerviosa y despechada.

¡Dios mío, haz que Pepita me olvide: haz, si es menester, que ame a otro y sea con él dichosa! ¿Puedo pedirte más, Dios mío? Mi padre no sabe nada; no sospecha nada. Más vale así. Adiós. Hasta dentro de pocos días, que nos veremos y abrazaremos. ¡Qué mudado va Vd. a encontrarme! ¡Qué lleno de amargura mi corazón! ¡Cuán perdida la inocencia! ¡Qué herida y qué lastimada mi alma! Paralipómenos

El pobre sacerdote sentía desgarrársele el corazón. ¡Esta pregunta, en semejante momento! No obstante, creía conocer el corazón de Juan, y en ese corazón no debían caber tales pensamientos. Por favor, padrino, decidme... continuó Juan con dulzura, después os explicaré por qué os lo pregunto. Pues bien, tu padre poseía, según dicen, dos o trescientos mil francos. ¿Y eso es mucho dinero?

Un jesuita nos roció con agua bendita, que estaba muy salada; me entráron unas gotas en los ojos, y advirtió el padre que hacian mis pestañas un movimiento de contraccion; púsome la mano en el corazon, y le sintió latir: me socorriéron, y al cabo de tres semanas me hallé sano.

La dotación del buque donde el anciano príncipe «enamorado de la sombra y del viento», se embarca, la componen foragidos, piratas y aventureros de la peor especie. No importa. La nave así parece un corazón avanzando, á despecho de los ruines instintos que lo muerden, hacia la perfección del Ideal.