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Actualizado: 9 de junio de 2025


Si nos pregunta si hemos comido, si ellos no han empezado, decimos que no; si nos convidan, no aguardamos al segundo convite, porque de estas aguardadas nos han sucedido grandes vigilias; si han empezado, decimos que ; y aunque parta muy bien el ave, pan o carne, o lo que fuere, para tomar ocasión de engullir un bocado, decimos: "Ahora deje vuestra merced, que le quiero servir de maestresala; que solía, Dios le tenga en el cielo y nombramos un señor muerto, duque o conde , gustar más de verme partir que de comer."

¡Qué desocupada tendrá la cabeza esa familia noble de Madrid, que da un convite, y encarga á Paris los aderezos y los manjares! ¡Qué poco tendrá en que pensar! ¡Pobre gente!

Esa familia creeria que iba á dar una campanada de buen tono en el mundo, que iba á inmortalizarse con un escándalo de alta escuela, y no sabe que un escritor oscuro y desgraciado le tiene lástima. ¡Cuánto más valdria que los miles de duros dilapidados en ese festin, se hubieran empleado en enjugar las lágrimas que circundarán aquella fastuosa vivienda, lágrimas que habrán visto aquel convite con espanto!

Como no tenía prisa, aceptó el convite y se acercó a ellos saludándoles con un: A la paz de Dios, caballeros. Buenas tardes, amigo le contestaron. Y se sentó en el hueco que galantemente le dejaron y se bebió de un trago la caña que Enrique le puso delante.

A Juan Bautista 20 ducados por una danza de indios. A Pedro Montiel 400 rs. por un carro de «El Sembrador.» A Andrés del Castillo 32 ducados por un carro de «El Convite celestial.» A Bartolomé Romero 20 ducados por una danza de villanos de un desposorio. A Alonso de Capella 40 ducados por el carro de la Batalla de la muerte de los justos á la vida de los viciosos.

Reñimos en entrando al huésped: "¿Es posible que no he de ser yo poderoso para que barra esa moza? Perdone vuestra merced, que han comido aquí unos amigos, y estos criados...." etc. Quien no nos conoce, cree que es así, y pasa por convite. Pues ¿qué diré del modo de comer en casas ajenas?

Don Fermín se había propuesto no ir al Vivero aquella tarde; comprendía que eran allí todos íntimos de la casa menos él; ya había aceptado el convite porque... no había podido menos, por una debilidad, y no quería más debilidades. ¿Qué iba a hacer él en aquella excursión?

Para mediodía tienen dispuestas seis u ocho mesas de convite, que se hace en casa del corregidor, y en las de algunos caciques y cabildantes, para las cuales se da de los bienes de comunidad, para cada mesa, un toro, un poco de sal y un par de frascos de miel, y ellos agregan de lo suyo lo que pueden.

Algun lector tendrá deseo de preguntarme: y ¿qué te parece más risible, la costumbre de ese hijo del polo, ó el convite francés de la familia de Madrid? Creo que el convite de la familia de Madrid es una dilapidacion imbécil, una plétora de vanidad y de tontería.

Con esta duda tropezaba Josefina al fin de todas sus cavilaciones. LLEGÓ el día del santo de la duquesa, y, como de costumbre, se festejó en familia con una comida, que si tenía sus puntas y ribetes de pretencioso convite, no carecía de cierto aspecto de intimidad, pues sólo asistieron a ella los más asiduos amigos de la casa, Félix Aldea entre ellos, y el joven pero venerable capellán.

Palabra del Dia

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