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Actualizado: 31 de mayo de 2025


Acudieron los invitados, siendo de los primeros en presentarse Robledo y Watson, cada cual por un lado distinto. El ingeniero y el contratista, estrechamente agarrados, rodaban por el suelo, derribando gran parte del «santuario de verdura». Pirovani, más carnudo y vigoroso que Canterac, lo sofocaba con su peso.

Después de besuquear á la joven, miró Sebastiana á don Carlos con una indignación algo cómica, añadiendo: Ya que el patrón y yo no podemos avenirnos, me voy á la Presa, á servir donde el contratista italiano. Rojas levantó los hombros para indicar que podía irse donde quisiera, y Celinda acompañó á su antigua criada hasta la puerta del edificio.

Reían los presentes, y el contratista se limitaba a encoger los hombros. Pero ¿qué tié este cabayo? decía tranquilamente . ¡Arrepárale, mala alma! Mejor es que otros que tién muermo, o les dan vértigos, y que has sacao a la plaza, apeándote por las orejas antes de que te arrimases al toro. Más sano es que una manzana.

Veo que es inútil querer infundirle un poco de sentido común... Bueno; accedo á representarle, pero con la condición de que será para arreglar el asunto lógicamente, evitando el duelo. El contratista tomo una actitud caballeresca, como si acabase de recibir una ofensa. No; el duelo lo quiero á muerte. Yo no soy un cobarde ni he venido en busca de arreglos.

Además, me he llevado todas las carretas que el italiano tiene contratadas y las que hay en Fuerte Sarmiento. Esto va á retrasar un poco los trabajos del dique; pero luego, usted por una parte y el contratista por otra, procurarán ganar el tiempo perdido.

Moreno se había presentado á última hora con el frac enviado por su mujer, pieza modesta que revelaba tener algunos años de vida. Pero de todos modos era un frac, y el del contratista había perdido el privilegio de ser único, lo que puso nervioso á su poseedor, dándole nuevos ánimos para expresar sus deseos. Watson y Robledo vestían trajes obscuros.

El Milord había sido capataz de las minas de una compañía inglesa, logrando interesar al ingeniero director en fuerza de excederse en la vigilancia del trabajo y no dejar descanso á los peones de sol á sol. La protección del jefe lo elevó á contratista, colocándole en el camino de la riqueza, y, no sabiendo cómo mostrar su gratitud al inglés, había abrazado el protestantismo.

Casi tropezó en la puerta con el contratista, que entraba saludando desde lejos á la «señora marquesa». Estrechó su mano y desapareció inmediatamente. Elena no quiso ocultar la cólera que le había producido esta visita inoportuna, y recibió al italiano con visible mal humor.

EVARISTA, DON URBANO, sentados junto a la mesa despachando asuntos; BALBINA, que sirve a la señora una taza de caldo. Ya lo sabes. Que nos parece bien el plano y presupuesto, y que ya nos entenderemos con el contratista. EVARISTA. No importa. Aún nos sobra dinero para la continuación del Socorro. BALBINA. Ya vigilo, señora. Este juego de la señorita Electra creo yo que no trae malicia.

Entonces se decidió a casarse; y contra lo que era de esperar de sus devociones y pujos aristocráticos, partió su blasonado lecho con la hija única de un rico ex contratista de carreteras y suministros, rozagante y frescachona, eso , pero no tan hermosa, seguramente, como él la pintaba, quizás en su empeño de justificar con la ley irresistible de una pasión desinteresada, una caída desde lo más alto de las cumbres de su vanidad.

Palabra del Dia

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