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Actualizado: 21 de mayo de 2025
Sí, yo le contaré al squire cómo se casó su hijo mayor con la linda Molly Tarren, y cuán desgraciada ha sido, pero que no ha podido vivir con esa esposa borracha; me deslizaría en vuestro lugar lo más cómodamente posible. Pero ya lo veis, me callo; soy tan conciliador y tan bueno. Estoy seguro de que lo haréis todo por mí. Estoy seguro de que os proporcionaréis por mí esas cien libras esterlinas.
¿Apostamos dijo para sí Quevedo á que el rey se está vengando de mí por lo de esta mañana? pues aguarda. Yo creo, señor dijo en voz alta , que me habéis llamado para entretener la vela; es decir, que me usáis como á libro malo que sólo se busca para llamar al sueño: si quiere vuestra majestad, convertiréme en libro, y contaré á vuestra majestad un cuento.
Más adelante le contaré. Entramos en el palacio, preguntamos por la duquesa, nos pasaron a una habitación obscura, y después de una hora de espera, que a mí me duró un siglo, apareció la duquesa, vestida con una bata colorada, a pesar del luto reciente, cosa que me escandalizó.
Aquí la gran maldad la Filomena Lamenta de Teseo, su cuñado, Con su lengua arpada bien resuena, Y con canto suave y agraciado Publica á todo el mundo su gran pena, Y dice: "pues la lengua me has cortado, Aquesta gran maldad, cruda tirana, Labrando contaré toda á mi hermana."
Os contaré, muchachos, para que sepáis lo que es el hacha de la guerra en manos de ese leñador de Europa.
De los posteriores sucesos de su vida, por espacio de mucho tiempo, ni tenemos noticias circunstanciadas ni nos convendría darlas aquí aunque las tuviésemos. Sólo veinte años después por medio del Vizconde de Goivoformoso, he vuelto yo a saber de Rafaela, reanudándose su historia en lo más esencial con lo que contaré en adelante.
Hizo un esfuerzo para moverse y se sintió muy débil y con un ligero dolor en el muslo. Recordó vagamente lo pasado, la lucha en la carretera, y quiso saber dónde estaba. ¡Eh! gritó con voz apagada. Las cortinas se abrieron y una cara morena, de ojos negros, apareció entre ellas. Por fin. ¡Ya sé ha despertado usted! Sí. ¿Dónde me han traído? Luego le contaré a usted todo dijo la muchacha morena.
Digo verdad; si con mi sotileza y buenas mañas no me supiera remediar, muchas veces me finara de hambre; mas con todo su saber y aviso le contraminaba de tal suerte, que siempre o las más veces me cabía lo más y mejor. Para esto le hacía burlas endiabladas, de las cuales contaré algunas, aunque no todas a mi salvo.
Y es de saber que, llegando a este paso, el autor de esta verdadera historia exclama y dice: ¡Oh fuerte y, sobre todo encarecimiento, animoso don Quijote de la Mancha, espejo donde se pueden mirar todos los valientes del mundo, segundo y nuevo don Manuel de León, que fue gloria y honra de los españoles caballeros! ¿Con qué palabras contaré esta tan espantosa hazaña, o con qué razones la haré creíble a los siglos venideros, o qué alabanzas habrá que no te convengan y cuadren, aunque sean hipérboles sobre todos los hipérboles?
No soy poeta, D. Ramón; soy crítico. Pues me había dicho el amo que era usted poeta... De todas maneras, se lo contaré ya que V. tiene curiosidad... Verá V. como es una tontería que no merece la pena... ¡Pero vístase V., criatura, que se está helando! El año de cincuenta y ocho vine a Madrid con una comisión del Ayuntamiento de Valencia para gestionar la rebaja de la cuota de consumos.
Palabra del Dia
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