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Actualizado: 21 de mayo de 2025


Es decir... escribo... ayer escribí una esquela a Borrell para que me enviase cuanto antes un pantalón de patincour que me tiene hace meses por allá. Siempre escribe uno algo. Por lo demás, le contaré a usted. Yo no soy amigo de levantarme tarde; a veces hasta madrugo; días hay que a las diez ya estoy en pie. Tomo , y alguna vez chocolate; es preciso vivir con el país.

Sabía más que Merlín y que todos los doctores de la Iglesia. ¡Si había hecho un sinfín de mapas y había descubierto no qué tierras que están allá por el mismo infierno! ¡Y hombres así los mandan a una batalla para que perezcan como un grumete! Le contaré a usted lo que pasó en el Bahama.

Pensando en todo esto me amedrenta la vejez, de tal suerte, que deseo morir antes. Vas a tenerme por presa de un delirio. No importa. Es menester que lo sepas, y te lo contaré todo. Se acerca el día en que has de venir a esta casa; en que he de cumplirte lo ofrecido. A menudo lo deseo, más todavía que puedes desearlo.

Sólo el señor de Ramírez estaba muy formal, y apaciguaba a los alborotadores. «No hay que asombrarse, no hay que asombrarse; yo les contaré a ustedes una cosa que me pasó a cazando, que es más rara todavía que la del señor de Castrelo». El canónigo empieza a escamarse y la gente a atender. «Sabrán ustedes que una mañana salí yo al monte, y, entre unas matas, así... un ruido sospechoso.

13 que respondas a Dios con tu espíritu, y sacas tales palabras de tu boca? 15 He aquí que en sus santos no confía, y ni los cielos son limpios delante de sus ojos, 16 ¿cuánto menos el hombre abominable y vil, que bebe la iniquidad como agua? 17 Escúchame; yo te mostraré, y te contaré lo que he visto; 18 lo que los sabios nos contaron de sus padres, y no lo encubrieron;

No, señor; pero, si tiene paciencia, le contaré cómo fue aquello, para que después usted lo cuente, aunque no se lo crean. Pero le juro que es cierto, y si no, pregúntelo en el Perú, adonde dicen los amigos que usted va.

»Y yo, al retirarme, muy avergonzado, me decía: ¡esto no es más que lo que mereces, presuntuoso! »Y he aquí que hoy, querido tío... no puedo escribirlo... Mi mano se detiene. ¡Es tal la felicidad y tan inesperada, que casi me abruma! ¡Mañana, tío, mañana te lo contaré todo! »Por la mañana tengo que ir a la granja. Volveré como a las doce, e inmediatamente haré la penosa diligencia ante mis padres.

Adiós dijo el conde . Voy a saludar a mi madre. Dormía aún esta mañana cuando he salido del hotel. Le contaré todo lo ocurrido y le preguntaré qué es lo que debo hacer. ¿Es posible, doctor, que haya gentes que carezcan de pan? He encontrado algunas en el camino de mi vida. Desgraciadamente no tenía un millón para ofrecerles como hoy.

Un caso contarè yo verdadero, Que casi me reí, que aqueste dia Corriendo por la calle vi un barbero, Que al punto del temblor sangrado habia A un hombre, que tras él saliò ligero, Aunque la sangre roja le salia: El barbero perdió aquí su lanceta, Y al enfermo el temblor la vena aprieta.

Cuando sea abuela, les contaré a mis nietecillos, que ése fue el primer descubrimiento delicioso que hice al entrar a la vida. Pero de aquí a allá, hay tiempo. «Aunque mi vida sea aquí una continua sorpresa, ya estoy, con todo, bastante acostumbrada al Pavol y al lujo que me rodea.

Palabra del Dia

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