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Actualizado: 8 de julio de 2025
Todo pasa y todo muda en torno de esos piadosos monumentos; menos ellos, que permanecen sin haber agotado los tesoros de consuelos que a manos llenas prodigan.
Acostumbrado a partir contigo todas mis penas y todos mis placeres, a extraer de tu corazón todos mis consuelos y todas mis esperanzas, a no creerme seguro de la posesión de un pensamiento o de un sentimiento al que tú no te encuentres asociado en algún modo, ahora, separado de ti por la fuerza de los acontecimientos, lanzado en medio de una nueva existencia, me costaría demasiado trabajo el no saber dónde depositar cada una de las emociones que este orden de cosas me destina.
Nada olvidó de lo que se acostumbra a decir en casos semejantes, agregándole, de su parte, más de una enérgica palabra de consuelo. Roberto permanecía inmóvil; apenas con un signo manifestaba que escachaba. Sin embargo, como el anciano no acababa, le interrumpió diciéndole: Deja eso, tío; esos son consuelos buenos para los chiquillos.
Sin embargo, todo esto, que de otro modo habría sido un dolor intenso, se había casi convertido para esta alma piadosa en un goce solemne, gracias á los consuelos religiosos y á las verdades de las Sagradas Escrituras, con que puede decirse que se había nutrido continuamente por espacio de más de treinta años. Desde que el Reverendo Sr.
»Los holandeses vienen a ser los chinos de Europa y los castores de la humanidad. »Recibí en Amberes su carta, cuya lectura fue muy grata para mi, querida Antoñita. Sus consuelos son muy tiernos y mi herida muy profunda. Mas no importa: siga usted escribiéndome y hábleme de su persona. Le suplico que así lo haga. Hace usted mal en creer que me pueda ser indiferente aquello que le concierne.
Su cara lívida causaba miedo, y cuando dilataba los labios morados con expresión equívoca y asomaban sus dientes blanquísimos, se veía en él clara y patente la sonrisa del dolor, o sea la casi imperceptible burla que el dolor hace de sí mismo cuando han concluido todos los consuelos y aun los sofismas del consuelo.
Cumplió el mandato escrupulosamente, consagrándose a él de modo que durante algunos días vivió embargado por su hermosa tarea; no salió de sus manos una sola moneda sin que supiera que realmente la necesitaba quien la recibía; se gozó en remediar las pesadumbres, y lo hizo con tal dulzura, desplegando tanta bondad, prodigando con tan divino arte los consuelos, que duplicó el socorro, añadiendo al oro de la duquesa esa otra limosna que sólo se da con el espíritu; quien la recibía de sus manos, quedaba obligado sin humillación y agradecido sin bajeza.
»En aquel momento llegó Teobaldo, y ambos nos arrojamos a sus brazos... »Sí, son ustedes muy desgraciados nos dijo, procurando darnos una esperanza que él mismo no tenía, mezclando a los consuelos de la amistad los de la religión. »Durante dos días le vi ocupado solamente en calmar la desesperación de Carlos, que, en el colmo de su desventura, nada quería escuchar.
En ofrecerle todos los consuelos religiosos que puedan darle los monjes y los capuchinos. En habituarle dulcemente a la vida de la nada, poniéndole bajo los ojos el ataúd que debe recibir su cadáver y el verdugo que debe librarle de esta vida de miseria y de tribulación.
Los sufrimientos sutiles y variados, que nacen de la sensibilidad más delicada que acompaña a una cultura elevada, son quizás menos dignos de lástima que esa hosca privación de alegrías y de consuelos intelectuales, que obliga a los espíritus más groseros a permanecer constantemente frente a frente con su pesar y su descontento.
Palabra del Dia
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