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Actualizado: 17 de julio de 2025
El alma de Elena, conmovida, llena de melancolía por la influencia de aquellos sitios, donde se había deslizado su infancia, donde había gozado después unos años de felicidad inefable, no podía responder al llamamiento brutal de la pasión. La ironía, la malignidad, el ingenio de su amante, que al principio la habían cautivado, ahora le causaban aversión y hasta desprecio.
No, no, esto no puede continuar. Hace demasiado tiempo que dejo turbar mi tranquilidad en beneficio de una ingrata. ¡Es preciso que parta de Orsdael! Sorprendida y profundamente conmovida por estas palabras, Catalina inclinó la cabeza y escuchaba temblando. Quizá estaba absorbida en sus pensamientos y trataba de encontrar un medio de desviar el golpe fatal que amenazaba a su desgraciada amiga.
¡Y se ha sacrificado usted por mí...! ¡se ha imposibilitado de ser feliz mañana...! ¡si encuentra usted una mujer que le enamore...! ¡vamos no sé en qué he estado pensando...! ¡yo no he debido...! ¡si por un acaso...! ¡pero no... no puede ser...! Acercó un sillón al mío y me dijo pálida y conmovida.
En largo rato no hallaron palabras que decirse. En los días siguientes, el conde comenzó a dar repetidos paseos por la calle de Altavilla y a pasar largos ratos en el café de Marañón. La sociedad laciense se sintió conmovida hasta sus cimientos ante tamaño acontecimiento. Desde entonces más de trescientos pares de ojos le espiaron sin cesar.
Alguna gente comenzaba a dejar la romería, cuando ésta fué violentamente conmovida por el escape de seis u ocho coches que llegaban de Lancia a la carrera. Era el duque de Tomos con su séquito. En una carretela abierta venía él con su secretario y el gran patricio don Rosendo. En el coche de éste venían don Rufo, Alvaro Peña y dos señores de Lancia.
Hubo un largo silencio solamente turbado por el rumor de sus gemidos... Luego Fabrice, con voz hondamente conmovida: ¡Te creo! Ella tomó sus manos.
Sólo pensó en ir a las Carolinas para dar la noticia a su abuela. ¿Qué iba a hacer él con el chiquillo? La señora Eusebia se encargaría de cuidarle. Y la abuela, conmovida por el suceso, bajó a Madrid para recoger a su biznieto, acompañada de otra mujer. Isidro fue con ellas hasta San Carlos, pero no quiso pasar de la puerta. Lo dominaba el egoísmo de su cobardía.
Con la gravedad del caso, dijo a Coca su amor y su deseo de hacerla su esposa... Como lo conviniera con su hermana, Coca le contestó, muy conmovida, que aun no se conocían bien, ni estaba segura de su cariño.
¿Verdad? exclamaba conmovida la pobre vieja. Y dirigiéndose a su marido, agregaba: ¡Es tan buen muchacho!... ¡Oh, sí, es un buen muchacho! repetía el otro lleno de entusiasmo. Y mientras que yo hablaba había entre ellos movimientos de cabeza, sonrisitas maliciosas, guiños de ojos, aires de valor entendido. O bien, el viejo que se aproximaba a mí diciéndome: Hable usted más fuerte.
Simoun no obstante, despues de larga vacilacion, se le acercó y poniéndole una mano sobre el hombro le dijo en voz conmovida: Basilio, usted posee un secreto que me puede perder y ahora acaba de sorprenderme en otro que me pone enteramente en sus manos y cuya divulgacion puede trastornar todos mis planes.
Palabra del Dia
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