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Actualizado: 19 de junio de 2025
Este consejo tomaron prudentisimamente los Catalanes de athenas, como á principal medio para su conservacion. Tenian por un lado al Emperador Andronico, con quien pocas veces estuvieron en paz, por otro al Príncipe de la Morea, y por otros dos al Despota de Larta, y al Señor de Braquia.
Vile, a través de mis lágrimas, alejarse a toda prisa y ponerse el sombrero, prueba irrecusable de que se encontraba su ánimo no solamente en la más violenta agitación, sino completamente trastornado. Luego que hube sollozado unos diez minutos, juzgué a propósito seguir el consejo de Petrilla, que me repetía en todos los tonos: Es preciso ser razonable, señorita, es preciso ser razonable.
La version de la obra de Falkner, que publicamos por primera vez, fué emprendida, poco despues de haber aparecido el original en ingles, por D. Manuel Machon, oficial, como se titula, de la secretaria del Consejo de hacienda, por lo respectivo á millones.
Apenas acabaron de tomar este consejo, cuando luego le pusieron en execucion, porque Andronico no les pudiese prevenir, y así desando á Thesalonica, recogiendo todas sus fuerzas, con increíble diligencia, porque el enemigo no les impidiese la entrada de los montes, caminaron por pueblos enemigos, tomando de ellos solo el sustento forzoso, porque el temor del peligro fué mayor entonces que su codicia, que por no detenerse, no la exércitaban.
Tuvo el Rey Don Fadrique su consejo de la persona que les enviaria, y pareció por entonces nombrar al Infante Manfredo su hijo segundo por Príncipe y Señor de aquellos estados, y por tal le juraron los Embaxadores en nombre de toda la compañía.
Antes de amarte a tí no amó a ninguno.... ¡Gabriela ama a otro, y acaso no le olvide jamás!... Supongamos que mañana eres esposo de esa elegante señorita.... ¿Quién responde, quién, de que Gabriela, es decir, tu «esposa», no piense algunas veces en Ernesto? El otro día le viste escribir una letra... ¡y sentiste celos, celos horribles! ¿Me pides consejo?
¡Yo ya le decía! suspiraba el Juez de Paz, como si alguna vez hubiese dado un consejo á Basilio; yo ya le decía... ¡Era de prever! añadía hermana Penchang: entraba en la iglesia y cuando veía algo sucia el agua bendita, ¡no se santiguaba!
Como se aproximaba la noche y nada tenía resuelto, fue a pedir consejo al viejo de la barraca inmediata, un carcamal que sólo servía para segar brozas en las sendas, pero de quien se decía que en la juventud había puesto más de dos a pudrir tierra. Le escuchó el viejo con los ojos fijos en el grueso cigarro que liaban sus manos temblorosas cubiertas de caspa.
El Amor aconseja, pues, á Razonte que los delate, para que, agradecido el Sultán, le conceda la libertad, decidiéndose Razonte á seguir su consejo.
Para castigar á los directores de una asonada revolucionaria perjudicial para los grandes intereses de la comunidad todos los medios son igualmente aceptables, y tanto da uno como otro; desde el consejo de guerra sumarísimo hasta la convencional y elástica "ley de fuga".
Palabra del Dia
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