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Actualizado: 1 de junio de 2025
¡Yo ya le decía! suspiraba el Juez de Paz, como si alguna vez hubiese dado un consejo á Basilio; yo ya le decía... ¡Era de prever! añadía hermana Penchang: entraba en la iglesia y cuando veía algo sucia el agua bendita, ¡no se santiguaba!
Hermana Penchang, la vieja devota en cuya casa servía Julî, lo supo, soltó dos ó tres ¡susmariosep! se santiguó y añadió: Muchas veces nos envía Dios esas cosas porque somos pecadores ó porque tenemos parientes pecadores á quienes debiéramos haber enseñado la piedad y no lo hemos hecho. Estos parientes pecadores querían decir Juliana; para la devota, Julî era una gran pecadora.
Todas las mujeres le guiñaban para que lo vendiese menos la Penchang que temiendo rescatasen á Julî observó devotamiente: Yo lo guardaría como reliquia... Los que vieron á María Clara en el convento la hallaron tan flaca, tan flaca que dicen, apenas podía hablar y se cree que morirá como una santa... El P. Salví habla muy bien de ella como que es su confesor.
Y como tenían bastante mala idea de la moralidad de la misma corporacion y se recordaban mezquinas venganzas, la conjetura se creyó la más probable y justificada. ¡Qué bien hice en echarla de mi casa! decía hermana Penchang; no quiero tener disgustos con los frailes, así que la apuré á que buscase dinero.
Hermana Penchang estaba allí para comprar un anillo de brillantes que tenía prometido á la Virgen de Antipolo: á Julî la había dejado en casa aprendiendo de memoria un librito que le había vendido el cura por dos cuartos, con cuarenta días de indulgencia concedidos por el arzobispo para todo el que lo leyere ú oyere leer.
La verdad era que sentía la libertad de Julî: Julî rezaba y ayunaba por ella y si se hubiera quedado más tiempo habría hecho tambien penitencia. ¿Por qué, si los curas rezan por nosotros y Cristo muere por nuestros pecados, Julî no iba á hacer lo mismo por hermana Penchang?
Basilio guiñando. La devota Hermana Penchang pensó que con aquel regalo la Virgen de Antipolo se ablandaría y le concedería su deseo más vehemente: hácia tiempo que le pedía un milagro ruidoso en que vaya mezclado su nombre para inmortalizarse en la tierra yendo al cielo despues, como la Cpna. Inés de los curas, y preguntó por el precio. Pero Simoun pedía tres mil pesos.
Palabra del Dia
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