Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 5 de mayo de 2025


El pico de Cabreras se tinta en rosa; la cordillera del fondo toma una suave entonación violeta; el castillo de Sax refulge áureo; blanquea la laguna; las viñas, en la claror difusa, se tiñen de un morado tenue. Lentamente la sombra gana el valle. Una a una las blancas casitas lejanas se van apagando.

Y la atmósfera de pasión que ella respiraba en casa de las Aliaga, la abuela reaparecida en el claror de la luna, la dolorosa idea de su padre suicida por amor, todo seguía atrayendo sobre ella una impalpable influencia. Una especie de ingenuidad pura, algo como deseo sobrenatural, se infundía en Adriana por la idea de que su corazón se apasionaba.

Cuando llamaron a su puerta maltrechos, hambrientos y rendidos, les admitió a condición de que, para no comprometerla, saldrían de su casa con el primer claror del día; así que, al rayar el alba, ellos, sin esperar a que les llamase, se levantaron del montón de hojas de maíz que les sirvió de cama y con rudo lenguaje dieron gracias a su compasivo huésped, que les despidió diciendo: Sois guiris: ¡no importa!

Ya las flores van brotando, flores bellas, flores mórbidas, rientes, que recogen, al claror de las estrellas y al murmullo de las ondas balbucientes, los cendales de sus pétalos divinos, y las nieblas de sus túnicas crujientes empapadas en la gama de color de los ardientes paisajes filipinos.

Y apelotonados, dispersos, recogidos en los barrancos, resaltantes en las cumbres, los pinos asientan sobre la tierra negruzca la verdosa mancha de sus copas rotundas. La luz pone vivo claror en los resaltos; las hondonadas quedan en la penumbra; un haz de rayos que resbala por una cima hiende los aires en franja luminosa, corre en diagonal por un terrero, llega a esclarecer un bosquecillo.

Y eran flores, flores bellas, las que mórbidas, y esbeltas, y rientes, arrastraban al claror de las estrellas y al sollozo de las aguas somnolentes, sus disfraces de princesas, de princesas refulgentes y de históricas marquesas, con magníficas diademas y con túnicas crujientes.

Amanecía: el sol, como amante presuroso, arrancaba a la tierra su túnica de nieblas, y de entre las sombras rasgadas por el claror del día iban surgiendo las formas de las cosas.

Por mi voz que te nombra, por mi vida errabunda, por mi senda cubierta de propósitos muertos y de muertas venturas; por la luz que no encuentran mis jardines desiertos, por todas mis tristuras; unge mi pecho en un claror de luna, en un beso de brisas; dame el bien de todos tus misterios, noche bruna, y no me prives de tu luna. Amén.

Y la imagen apuesta de Fernando flotó un segundo, al claror de la luna, delante de los viajeros, sonreidora y liviana, como una tentación.

Cuando quedaron solos, el mancebo, enmudecido por las tumultuosas impresiones que jugaban con su ánimo, levantose nerviosamente y, acercándose a la ventana, abrió las maderas. Avila, recubierta de nieve, resplandecía bajo el mágico claror de la luna como una ciudad de encantamiento. Ramiro ordenó al lacayo que se llevase las candelas.

Palabra del Dia

pedregosos

Otros Mirando