United States or Canada ? Vote for the TOP Country of the Week !


Cubrían el centro de la nave los atezados marinos de Southampton, gente aguerrida toda, armada con hachas de abordaje, mazas y picas. Su jefe el capitán Golvín hablaba con el barón á popa, escudriñando ambos el horizonte y vigilando el velamen y los dos timoneles. Dad orden, dijo el barón, de que ningún soldado ni marino se deje ver hasta que el clarín les mande tender los arcos.

En medio de la pelea, Donde el coraje campea, Se lanzaba con ardor; Y su estridente bufido Cual del clarin el sonido Daba al ginete valor. A mi lado ha envejecido, Y hoy está cual yo rendido Por la fatiga y la edad; Pero es mi sombra en verano, Y mi brújula en el llano, Mi amigo en la soledad.

Dios se lo pague. Así mi carrera será por lo llano: si menos lucida, más fácil. El teatro, repito, es hoy, libre en España, y no puede ni debe serlo más. Lo que importa, por consiguiente, es establecer un teatro normal ó modelo. Clarín mismo se ha encargado de refutar no pocos de los argumentos que se ofrecen en contra.

Por entre la malla de su prosa hay pueblos que se hunden, ejércitos que se destrozan, mares que se revuelcan, bosques que caminan. Es raso y es acero. Es guzla y es clarín. Es halago y es centella. Escribe versos que enamoran, filípicas que entusiasman, libros que glorifican. Es diminuto y es excelso. Sencillo y complicado. Es león y paloma. Oruga y colibrí.

Su voz y su risa, que resonaban constantemente en todos los ámbitos de la Aduana, no adolecían de ese sacudimiento trémulo á manera de cacareo de gallina tan común en la vejez: parecíase al canto de un gallo ó al sonido de un clarín.

Durante un minuto dominaba sola, como un himno divino, una voz de tenor ó de soprano; luego otra de contra-alto, de mezzo-soprano, de barítono, de bajo profundísimo, ó la explosion de un coro de millares de acentos. Ya se sentia la vibracion clarísima de la cuerda ó de la flauta; ya la del clarin, de la corneta-piston, del tambor ó del estrombon.

Colocado él entre estos dos imposibles, padeció horriblemente en breves instantes. Los toques de clarín y tambor arreciaban y se sentían pasar las tropas por la calle con algazara y gritos. Las pisadas de tantos hombres producían hondo rumor, como mugido lejanísimo de la tierra por tantos pies herida.

Para corroborar lo dicho, ningún ejemplo mejor que La Regenta, muestra feliz del Naturalismo restaurado, reintegrado en la calidad y ser de su origen, empresa para Clarín muy fácil y que hubo de realizar sin sentirlo, dejándose llevar de los impulsos primordiales de su grande ingenio.

Y puesto ya a citar bellezas de pormenor, no olvidaré el paso de la hoz, donde el diálogo supera a la descripción, con ser la descripción tan buena; y los capítulos de presentación de los diversos personajes, especialmente aquel en que se describe la casa y modo de vivir de los Peñarrubias; el maquiavélico diálogo en que don Sotero va persuadiendo a su sobrino a que intente la deshonra de Águeda, y, finalmente, cuanto dice y hace Macabeo, a quien mi amigo Clarín ha llegado a comparar nada menos que con el Renzo manzoniano.

El toque de clarín de Yara, primero, haciendo vibrar su joven alma de patriota, la prisión de su viejo amigo, los sucesos de Villanueva, y otros desmanes y abusos cometidos por el Gobierno de España en Cuba, fueron seguramente los que fijaron en su mente la divina idea de libertad y la necesidad de conquistarla. Fue entonces como su despertar glorioso.