Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 9 de junio de 2025
De cuando en cuando, Mantoux u otro criado de la casa, servía café, helados o confituras, según los usos de la hospitalidad oriental. Los huéspedes se extrañaban de que la dueña de la casa fuese la única fumadora de toda la concurrencia. En Oriente se fuma siempre. Vosotros arrojáis el cigarrillo a la puerta de una casa, pero la dueña os ofrece otro en seguida.
No había otra señora que la duquesa, que presidía en un sillón de alto respaldo, a manera de sitial. Los demás, a un lado y otro de la duquesa, formaban en semicírculo, fumaban y tomaban café, y bebían licores de unas mesitas colocadas a trechos. También la duquesa fumaba, y no un cigarrillo, sino un cigarro puro nada flaco.
Pero Nélida no se dignó responder, y bebiendo el resto de su taza púsose de pie, encendiendo otro cigarrillo. El grupo de fieles se levantó tras ella. Iban a pasear por la cubierta hasta la hora del baile. Salieron en tropel, y el hermano quiso reunirse con su madre, pero ésta se indignó: Anda vos con Nélida, grandísimo zonzo. ¿A qué venís acá?... No la perdás de vista.
Dejemos por un rato en reposo al muerto, y mientras el sepulturero abre la zanja fumemos un cigarrillo, charlando sobre el gobierno y la política de aquellos tiempos, mismo del cementerio. Los difuntos se enterraban en un corralón o campo santo que tenía cada hospital, o en las bóvedas de las iglesias, con no poco peligro de la salubridad pública.
Toma, dijo, dándole el cigarrillo á una india, que supimos era la esposa del enfermo, cuando le suba el frío, hay que traerlo abajo, y para llamarlo, tienes que taparle con eso todas las respiraciones ¡Santos cielos! exclamamos en nuestro interior, ¡cuántas respiraciones conocerá ese constructor de cigarrillos!
Todo estaba lo mismo que en su niñez: el jardín, el claustro; la catedral no había cambiado. Su Eminencia, cerrando los ojos, se creía aún el monago travieso de medio siglo antes. La espiral azulada de su cigarrillo parecía arrastrar su pensamiento por las interminables revueltas del pasado.
Es una cosa sumamente graciosa que todos los maridos crean que sus mujeres son de escarcha... ¡Pero nosotras sabemos que son todo lo contrario para sus amantes! Y continuó arrojando bocanadas de humo de su cigarrillo por entre sus labios rosados. Está completamente ebria dijo uno de los convidados a Maurescamp. Y es lástima, pues sin eso sería perfecta.
Al abrirse con el desperezo de la risa, sus dientes, un tanto agudos, parecían surgir de este estuche rojo, como salen las uñas de la zarpa de un felino. Ocupó una mesa ella sola, e inmediatamente la rodearon sus acompañantes. Hablaba en alemán, inglés, francés y español con todos ellos, llevándose a los labios un cigarrillo sin encender.
¡No quedaba nadie vivo en toda la calle de Anloague! añadió Capitan Toringoy afectando valor é indiferencia á los ojos de su familia. Yo me retiraba consternado, prosiguió Chichoy, pensando en que si solamente una chispa, un cigarrillo, se hubiese caido ó se hubiese derramado una lámpara, ¡á la hora presente no tendriamos ni General, ni Arzobispo, ni nada, ni empleados siquiera!
El matrimonio Lowe acogió con risas admirativas esta muestra de español de Mrs. Power. Y envuelta en el humo del cigarrillo que le dio Ojeda, siguió mirándolo con una fijeza audaz, como si concentrase toda su voluntad en esta contemplación, sin importarle los comentarios de las personas cercanas.
Palabra del Dia
Otros Mirando