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»Con los brazos cargados de flores y el corazón rebosante de alegría salimos de casa del jardinero y emprendimos el camino hacia la quinta de Ville d'Avray. »Ya lo ve usted, Antoñita: el doctor Avrigny, que en cierta ocasión supo salvar a la hija de aquel hombre, no ha logrado salvar ahora a su propia hija.

Un español, pagado por Don Salvador Moxó, que habia sustituido á Cevallos mientras un viaje de este á la Península, logró seducir en Kingstown á uno de los sirvientes de Bolívar; y cierta noche, acercándose á la hamaca en que solia dormir, clavó su acero homicida en el corazon de la persona que alli estaba acostada.

Ella vestía trajes de cierta fantasía, con un puñal de plata clavado en la cabellera, adorno romántico que escandalizaba a las devotas señoras mallorquinas. Además, no iba a misa a la ciudad, no hacía visitas, no salía de su casa más que para juguetear con sus hijos o sacar al sol al pobre tísico, dándole el brazo.

Este pasó de nuevo junto á la tumba, pero sin verla ni acordarse del incógnito general. ¡Castro se había ido!... ¡Castro quería hacerse soldado!... Luego de seguir el camino descendente de los Monegetti hasta la plaza de Armas de La Condamine, tomó la avenida de suave pendiente que sube hasta Mónaco. Esta marcha le proporcionaba cierta voluptuosidad muscular después de su largo encierro.

El ingeniero se contuvo cuando iba á contestar. Presintió que tal vez corría el peligro de crearse un enemigo implacable, y dijo evasivamente: Lo he conocido en su aspecto. La sabia quedó reflexionando para comprender el verdadero sentido de tal respuesta. ¡Ah, si! dijo al fin con cierta sequedad . Lo ha conocido usted, sin duda, en mis abundancias corporales.

Por el contrario, no bien la ciencia, la moral y el arte alcanzan cierta elevación, dejan de prestarse auxilio, se hacen independientes, ponen y buscan su fin en ellos mismos, y adquieren, digámoslo así, una inutilidad sublime. Dejan de ser serviles y son liberales.

Llegaba a la zapatería el señor Novillo, con su empaque reservado, catadura sombría y venerable vientre de ídolo; la piel bronceada, barba y bigotes pardos, entrecanos en la raíz. Había cierta similitud corporal entre Apolonio y el señor Novillo. Los dos recordaban las efigies de Buda, por la hinchazón.

Es indudable que nada existe sin que haya razon suficiente de su existencia, y que nada existe de una manera mas bien que de otra, sin una razon suficiente para esta manera de existir; pero en cuanto á las cosas indiferentes en mismas, la simple voluntad es una razon suficiente para darles la existencia ó para hacerlas existir de una cierta manera: y esta voluntad no necesita ser determinada por una causa extraña..................................................... ..................................................................

Mis amigos te conocen ya, por referencias de fuera, y porque les he hablado de tiYo que lo , adiviné, desde luego, que había invitado a mi padre para que sirviese de espectáculo, y que le ordenaría hablar en verso. Esto de que unos señorones, que no sabíamos quiénes eran, se riesen de él, me producía cierta lástima y me daba alguna rabia.

No se consideraba así como una ligereza indecorosa que las personas viejas y las de cierta edad bailaran un poco antes de sentarse a jugar a los naipes; esto era más bien considerado como una parte de sus deberes oficiales.