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Actualizado: 8 de julio de 2025
Había establecido ésta en su cuarto de trabajo, situado en la guardilla, una tertulia donde acudían algunos niños en las horas de recreo: contábales historias maravillosas mientras repasaba la ropa blanca o la aplanchaba. Desde un día que subió casualmente aficionose tanto a ellas, que comenzó a acudir asiduamente para escucharlas.
Además se llevaron otros objetos preciosos de la capilla y cinco lámparas de plata. El obispo Bonilla cedió á la santa imágen otro pectoral de esmeraldas que casualmente tenia, y otros devotos le ofrecieron dos lámparas de plata.
Su júbilo rayó en paroxismo al momento que, tendiendo la mano abierta, encima de cada dedo fue el señor Rosendo calzándole una torre de barquillos: quedose extasiada mirándolos, sin atreverse a abrir la boca para comérselos. Estando en esto, el alférez volvió casualmente la cabeza y divisó del otro lado de los bancos un rostro de niña pobre que devoraba con los ojos la reunión.
Habían pasado así dos horas cuando Hullin, al mirar casualmente a través de los cristalillos de la ventana, suspendió su trabajo y permaneció con los ojos muy abiertos, como absorto por un espectáculo inusitado.
El cañón de 75 se había acreditado como una joya única. Sólo sus disparos eran certeros. La artillería enemiga le inspiraba lástima, pues si alguna vez daba en el blanco casualmente, sus proyectiles no llegaban á estallar... Además, las tropas francesas habían entrado victoriosas en Alsacia: ya eran suyas varias poblaciones.
Cuando supo casualmente que estaba vivo, su corazón se dilató á tal punto que rompió á llorar, se deshizo en un mar de lágrimas. Gran sorpresa causó esto en los presentes; pero D. Nicolás el médico, que también se hallaba allí y conocía al dedillo los resortes del organismo humano, manifestó profundamente que no había que alarmarse, que aquello no era más que «una crisis nerviosa».
Lo más substancial de la tradición es lo siguiente: Crisanto, hijo del senador romano Polemio, se dedica con afición á los estudios filosóficos; los Evangelios llegan casualmente á sus manos, y su lectura le hace tal impresión, que cae en profunda melancolía.
Sin embargo, cuando volvimos a casa tuve la buena fortuna de poder hablarla un rato aparte, gracias a Perico, el chiquillo de marras, con quien casualmente tropezamos. Verle y apoderarse de él, y sonarle y limpiarle la embadurnada cara con su pañuelo, fue todo uno para la hermana.
La mañana en que la encontró casualmente cerca del mercado, creyó morir de vergüenza; le temblaron las piernas, vio que la calle se obscurecía como si repentinamente llegase la noche. Había desaparecido ella, y todavía le zumbaban los oídos y buscaba apoyarse en algo, como si el suelo se balanceara bajo sus pies.
Todos acudieron a ella. La niña, que continuaba sentada sobre las rodillas de Ricardo, se había ido poniendo pálida sin que nadie se hiciese cargo. Cuando don Mariano se fijó en ella, casualmente, estaba blanca como el papel. ¿Qué te pasa, hija mía? ¿Qué tienes, Martita? Me siento un poco mal. Dadme un vaso de agua. María corrió por ella.
Palabra del Dia
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