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Actualizado: 10 de octubre de 2025


Le he sacado de la deportacion donde se dedicaba á podar cocoteros y le he hecho pirotécnico. Volvieron á la calzada y á pié se dirigieron hácia Trozo. Delante de una casita de tabla, de aspecto alegre y aseado, había un español apoyado en una muleta, tomando la luz de la luna. Simoun se dirigió á él; el español al verle procuró levantarse ahogando un quejido.

JOAQUÍN. No te apures por eso...; lo mismo me da. ISIDORA. Y mañana irás a una casa más decente. ISIDORA. Para que vivas con más decoro. JOAQUÍN. ¡Ideas convencionales! Ya he reflexionado, y eso no puede ser. Eso lo pueden hacer los pájaros, que no conocen la acuñación de moneda. Estamos dejados de la mano de Dios. No hay que pensar en casita ni en simplezas.

La imagen del gran muerto parecía presenciar todos los arrebatos de aquel amor, mezcla de pasión carnal y misticismo artístico: sus ojos azules, sumidos en la inmensidad, atravesaban los muros de la casita de los alrededores de Munich, donde se arrullaban pensando en él, el discípulo y la entusiasta devota.

Les dolió el corazón de dejar solo a su padre viejo, y decir adiós para siempre a los árboles que habían sembrado, a la casita en que habían nacido, al arroyo donde bebían el agua en la palma de la mano. Como a una legua de allí tenía el rey del país un palacio magnífico, todo de madera, con veinte balcones de roble tallado, y seis ventanitas.

De sus paseos del domingo volvían fatigados, con los pies cubiertos de polvo, pensando en la dulce quietud de su casita, en la cena que les esperaba, en la noche de cariñosa intimidad, interrumpida al otro lado del tabique por las visiones tentadoras del señor Vicente.

Con serle tan conocido a Luz cuanto la rodeaba, todo le parecía nuevo, por más hermoso: hasta el piano le sonaba mejor. ¡Lo mismo que le sucedía en la casita de la azotea después de pasear con él por las veredas blandas y retorcidas de su edén! Ángel, después de dejarla sentada, había desaparecido del salón.

Al ver una choza sobre un montecillo de arena, entre retamas verdes; al ver una casita oculta en un bosque de madre selva, el viajero no puede menos de exclamar: ¿quién sabe si ahí respira la mujer ideal que yo he soñado, esa sombra del alma tras la cual he corrido, esa misteriosa armonía que todos los hombres hemos escuchado en nuestro corazon?

Y el buen hombre veía los hermosos ojos de su hija llenos de terror; sentía los brazos de Luisa que le rodeaban el cuello. Al pasar frente a la granja de «El Encinar» entró para decir a Catalina Lefèvre que todo marchaba bien y que los campesinos sólo esperaban la señal. Un cuarto de hora después, el señor Juan Claudio desembocaba por el sendero de los acebos frente a su casita.

Después, en la soledad de su casita, todo lo hallaba más cómodo y risueño; y al poner sus manos sobre el teclado del piano, le arrancaba del fondo notas de una vibración como jamás había arrancado de aquellas fibras de acero.

Por casi todos lados ofrecía espantosos precipicios sobre el mar, que la batía incesantemente entrando y saliendo con furia en las concavidades de las rocas que la circundaban. Don Mariano había edificado en el centro una casita para guarecerse, a la cual había ido añadiendo poco a poco algunas comodidades.

Palabra del Dia

reclinándose

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