Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 19 de julio de 2025
Yo asomé la cabeza por la ventanilla de la carroza, y al ver un animal monstruoso que adelantaba con una rapidez horrible por el sendero junto al cual estaba mi servidumbre, grité: Apartáos, caballeros, apartáos, yo os lo permito . Unos por miedo, otros por afición á la caza, se apartaron lejos ó siguieron al jabalí; don Rodrigo no se movió de junto á la portezuela, á pesar de que el jabalí pasó tan cerca de él que le hirió, aunque débilmente, el caballo, y quedó solo al lado de la carroza; toda mi servidumbre: picadores, monteros, guardias, se habían alejado.
Basta; lo que me tengáis que decir me lo diréis en un memorial. ¿Y cómo podré dar á vuestra majestad ese memorial, rodeada como está vuestra majestad siempre de enemigos pagados por el duque? Dejad esta tarde vuestro memorial en uno de los mirtos que están bajo los balcones de mi recámara, en el palacio de El Pardo . Y me retiré al interior de la carroza.
Salga en carroza ufano, por la ciudad haciendo cortesías, muy á lo soberano; que yo sin estas necias fantasías, de espigas coronado, desde mi carro lisonjeo el prado. Esta quietud adoro: esta vida pacífica poséo: no la riqueza lloro: la ambicion ni la quiero ni deseo; que en mí las soledades son las siempre dichosas majestades.
La carroza se había detenido en una encrucijada, por donde decían los monteros que debía pasar el jabalí. Me rodeaba mi servidumbre, á caballo, y cuatro damas que me seguían estaban detrás en otra carroza. Hacía mucho calor, y yo sudaba. Pedí agua, y don Rodrigo partió y volvió al punto, trayéndomela en un vaso de oro.
A cuantos encontraba detenía con guiño misterioso, y metiéndose en el portal más próximo les mostraba, lleno de emoción, el contrabando que traía oculto. Ninguno preguntaba lo que iba a hacer con él. Sonreían, le apretaban la mano significativamente y solían preguntarle al oído: ¿Para cuándo? Esto para la noche, pero a las doce sale la carroza. ¿Se escaparán? ¡Ca! Están bien tomadas las medidas.
Voy á escribir á algunos caballeros conocidos, que andan necesitados; porque la corte traga mucho: voy á procuraros hasta carroza; en cuanto á lacayos y cochero, yo haré que vengan buenos; las libreas se comprarán hechas... y la espada, la espada es lo primero: yo tengo aquí una buena espada de corte, pero no vale ni la centésima parte que esa empuñadura y esas conteras; se montará al momento...
Y la carroza seguía marchando bajo un sol radiante, que hacía centellear los cristales de los balcones, reverberando en el blanco caserío de la villa con transportes de felicidad.
Y tú Haz que a su cortijo vayan Las vacas y las ovejas. SANCHO. Mi corta lengua no alaba Tu grandeza. D. TELL. ¿Cuándo quieres Desposarte? SANCHO. Amor me manda Que sea esta misma noche. D. TELL. Pues ya los rayos desmaya El sol, y entre nubes de oro Veloz al poniente baja, Vete a prevenir la boda, Que allá iremos yo y mi hermana. ¡Hola! pongan la carroza.
Los dos hombres que habían de guiar la carroza iban con rizos empolvados y calzón y casaca negros, como los abates del último siglo; los pertigueros y varas de palo se adornaban con golillas almidonadas y pelucas; el brocado y el terciopelo cubría a toda la gente de las Claverías, que apenas podía comer. Hasta los acólitos llevaban dalmática de oro.
En una carroza tirada por cuatro bueyes vestidos con percalina roja, sus cuernos adornados con ramaje, venían tres máscaras, queriendo figurar una a Fernanda Estrada-Rosa, otra a su padre y otra a Granate. Este último traía un sombrero de cuernos. De vez en cuando se paraba la carroza y ejecutaban una farsa ridícula y grosera que hacía bramar de regocijo a los curiosos que en torno se reunían.
Palabra del Dia
Otros Mirando