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Actualizado: 11 de julio de 2025


Los tres hombres detuvieron las mulas, y mientras quedaba Capistun con ellas, Martín y Bautista se echaron uno a un lado y el otro al otro, para ver si encontraban cerca algún refugio, cabaña o choza de pastor. Zalacaín vió a pocos pasos una casucha de carabineros cerrada. ¡Eup! ¡Eup! gritó. No contestó nadie. Martín empujó la puerta, sujeta con un clavo, y entró dentro del chozo.

Los compañeros me decian: «Haga U. como nosotros y no le incomodarán con el registro.» Y las pesetas se deslizaban de las manos de los viajeros á las de los guardas y carabineros, con presteza y disimulo, dando por resultado infalible el paso de los baúles y maletas sin registro. Detesto con toda mi alma las aduanas; pero detesto mucho mas la corrupcion.

Sin entrar en razones quiero y mando que queden suprimidos los carabineros de costas y fronteras, y se reorganice el antiguo resguardo: quedando todos los fondos a disposición del excelentísimo señor Cuadrado». Yo el Emperador. Al ministro de la Guerra Cuadrado.

Las negativas rotundas de él y su piloto á los interrogatorios de los carabineros le libraron de nuevas molestias. «No sabían nada; no habían visto nadaEl capitán acogió con fingida indiferencia la noticia de haber sido encontrado en la misma noche el cadáver de un hombre, al parecer alemán, pero sin papeles, sin nada que permitiese su identificación, en un muelle algo lejano del lugar que ocupaba el Mare nostrum.

Todo eso de aduanas y carabineros y barquillas de la Tabacalera no lo ha creado Dios: lo inventó el gobierno para hacernos daño a los pobres, y el contrabando no es pecado, sino un medio muy honroso de ganarse el pan exponiendo la piel en el mar y la libertad en tierra. Oficio de hombres enteros y valientes como Dios manda. Yo he conocido los buenos tiempos.

Otros estaban como en acecho entre los montones de la descarga. Eran carabineros y guardianes del puerto. Sintió repentinamente el capitán un aviso de su instinto. Le seguían... Se detuvo en la sombra, pegado á un montón de fardos, y vió á unos hombres que avanzaban en su misma dirección, pasando rápidamente por el borde de la mancha roja de un foco eléctrico para no quedar bajo su lluvia de luz.

Y siempre que oía hablar de firmas se reproducía en los cartilagos de sus orejas la sensacion recibida. Chico, dispensa, pero no firmo nada sin enterarme antes. ¡Que tonto eres! si lo firman dos carabineros celestiales, ¿qué tienes que temer? El nombre de carabineros celestiales infundía confianza.

Al cabo de algún tiempo supimos por fin que el nuevo gobierno había reconocido a D. León el grado de alférez y que pasaba a servir al cuerpo de Carabineros. Crean ustedes que padecí un terrible desengaño, y hasta escribí a mi profesor suplicándole que no aceptase; pero mis ruegos fueron desoídos. D. León ganaba once duros más al mes... y tenía cinco hijos. EL SUE

En seguida pensé que este escondrijo podría serme útil algún día. No sabía entonces para qué...; pero así que pasó tiempo, cuando hice las primeras salidas de contrabando a Landau, Khel y Basilea con Jacobo Zimmer, y cuando los carabineros se dedicaron a perseguirnos durante dos inviernos, la idea de la cueva abandonada comenzó a rondar mi pensamiento desde la mañana hasta la noche.

Era el juego de los antiguos carabineros de deslizar debajo de las casas tabacos y hojas de contrabando, simular despues una requisa ¡y obligar al infeliz propietario á sobornos ó multas! ¡Solo que el arte se perfeccionaba y, desestancado el tabaco, se recurría ahora á las armas prohibidas!

Palabra del Dia

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