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Mientras me hallaba ocupada en atenderla, durante una de esas crisis, vi de pronto junto a a la madre de Roberto. Al observar su mirada envenenada, al verla retorcerse las manos con afectación y bajar las extremidades de sus labios para simular un dolor hipócrita, me viene de repente este pensamiento: «He aquí una que espera la muerte de Marta, que la desea

Sólo una gorrita Con una blanca y grande sampaguita . Un pámpano escotado por pechera, Y en el cuello... así... o como se quiera Por corbata ilang-ilang o champacas O las verdes hojuelas de albahacas; Por faldillas las rojas gumamelas Y dos partidos mondos cacahuetes Por piés, con dos corolas por chinelas, Ocultas por ribetes Formados en minúsculos estambres, Y verdosos pistilos, Que ensartan dos alambres O metálicos hilos, A simular el oropel y encantos Que dan la majestad a regios mantos.

Sin embargo, no le faltaron fuerzas para ocultar su emoción y simular otra aparente. Todo lo que hacía, por otra parte, lo había premeditado; en la soledad de sus reflexiones había previsto con tanto acierto todas las fases posibles de esta conversación, que se dirigía a su fin preciso, con paso firme a través de todas las dificultades.

Nada parece ser tan fugitivo, tan indeciso como el agua corriente vista entre juncos; es cosa de preguntarse cómo una mano humana puede atreverse á simular la fuente, con sus rasgos precisos, en el mármol ó la tela; pero pintor ó escultor, el artista no tiene más que mirar esta agua transparente, dejarse seducir por el sentimiento que le invade, para ver que aparece ante su vista la imagen graciosa y de redondeces abultadas y hermosas.

Clotaldo, mientras tanto, ha forjado un nuevo plan para llevar á cabo sus aleves proyectos; ataca al Duque, pero es desarmado y herido mortalmente, confesando al morir su traición, que él ha sido el matador de Enrico, y sus asechanzas para robar el honor á Doña Flor; quéjase ya el Duque de la ejecución, harto precipitada, de Federico, y visita arrepentido su sepulcro; Manfredo levanta la piedra, que lo cubre, y sale de él Federico lleno de vida, porque una bebida soporífera, para simular que se había ejecutado el suplicio, lo ha privado transitoriamente del uso de sus sentidos; el Duque lo abraza lleno de júbilo, y, para compensar las injusticias, que ha cometido con él, le concede el cargo de Clotaldo, y corona su ventura casándose también al cabo con Doña Flor, su siempre fiel amada.

Neris era, pues, la cabeza de turco encargada de sufrir los golpes de su sobrino, que no podía defenderse puesto que no le acusaban, y debía simular la indiferencia... cosa bastante fácil para aquel corazón ligero.

Pero el diablo, como ángel rebelde, se sirve de la moda para simular que tiene el poder de trasformar los cuerpos, la obra de Dios. Sabido es que la cualidad especial del diablo es la sofistificación, el enredo, la mentira, la paradoja, el barullo y la confusión.

De pronto, un muchacho, un aprendiz, que estaba sobre una pequeña altura vigilando los alrededores, lanzó el grito de alarma: ¡Un ingeniero! Inmediatamente todos dieron un salto, buscando sus herramientas, y empezaron á simular un trabajo ardoroso, mientras el español iba avanzando entre los grupos al paso lento de su caballo.

Era el juego de los antiguos carabineros de deslizar debajo de las casas tabacos y hojas de contrabando, simular despues una requisa ¡y obligar al infeliz propietario á sobornos ó multas! ¡Solo que el arte se perfeccionaba y, desestancado el tabaco, se recurría ahora á las armas prohibidas!

A semejanza de los niños que rompen los juguetes para ver lo que tienen dentro, él, obedeciendo quizá a una predisposición poco vulgar, pretendía que se le diese explicación de todo; así que, para negarle lo que pedía, era preciso, al menos, simular un razonamiento, convencerle, con lo cual quedaba tranquilo y obediente.