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Actualizado: 2 de mayo de 2025


Unos chuetas fueron quemados, otros sufrieron azotes, otros salieron únicamente a la vergüenza con caperuza pintada de diablos y vela verde en la mano; pero todos vieron por igual confiscados sus bienes, y el Santo Tribunal se enriqueció.

Llovían escombros. Al volver la cabeza vió su castillo transformado. Acababan de robarle medio torreón. Las pizarras se esparcían en menudos fragmentos; los sillares se desmoronaban; el cuadro de piedra de un ventanal se mantenía suelto y en equilibrio como un bastidor. Los maderos viejos de la caperuza empezaron á arder como antorchas.

No posee un laboratorio misterioso con retortas, ni usa túnica ni caperuza, como los nigromantes remotos. La alquimia se ha modernizado. Ya no quiere fabricar el oro; más modesta, se conforma con elaborar pesetas sevillanas, precioso metal en este reino de la calderilla.

Salió, en esto, de través un ministro, y, llegándose a Sancho, le echó una ropa de bocací negro encima, toda pintada con llamas de fuego, y, quitándole la caperuza, le puso en la cabeza una coroza, al modo de las que sacan los penitenciados por el Santo Oficio; y díjole al oído que no descosiese los labios, porque le echarían una mordaza, o le quitarían la vida.

Una gran tempestad acababa de completar en 1589 el acto del vandalismo artístico, que no merece otro nombre á pesar de llamarse su autor Hernan Ruiz; y el peregrino edificio ya disfrazado, mutilado, desfigurado y feamente cubierto con un chapitel ochavado de madera y hoja de lata, á guisa de caperuza, y despues descaperuzado por el referido temporal, estaba amenazando ruina.

Esta, ya por lo intempestivo del asalto, y ya por la placentera traza del amo y sirviente, no acordaron en lo que les acontecía, hasta que vieron a los pies del soldado quien el lenzuelo del bolsillo, quien la caperuza, cual la gorra, y hasta la dueña Bermúdez miró con escándalo sus venerables tocas, siendo prenda pretoria del burlador soldado.

En años anteriores salía el espada en la procesión de la parroquia de San Lorenzo, como devoto de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, vistiendo túnica negra de alta caperuza con una máscara que sólo dejaba visible los ojos.

Más de veinte infelices sin gorra, sin cinto, sin caperuza, pasaban ahora abrumados de vergüenza y sosteniendo en la mano una vela amarilla sin encender. Eran los que habían abjurado de sus errores y serían reconciliados ante el altar. Casi todos lloraban, postrándose a los pies de los religiosos que iban con ellos, o besándoles las manos y el sayal con profundos gemidos.

¡Ah! perdonad, señora dijo el carcelero quitándose su caperuza, que hasta entonces había tenido encasquetada ; como vuestro esposo es joven y gentilhombre, á estos tales señores suelen buscarlos... ¿Pero hay algún inconveniente para que yo vea al momento á mi marido? Ninguno, señora. ¿Qué ha de haber? yo mismo voy á llevaros. Molinete, dame las llaves del encierro alto. Vamos, señora, vamos.

Quitábase la caperuza el maestre antes de replicar: Salve digamos, que buen viaje hagamos. Salve diremos, que buen viaje haremos. Y todos los del buque, proeles, grumetes, lombarderos, soldados, hidalgos, damas, sirvientes y niños, entonaban la salve en la tarde moribunda, mientras el sol teñía de anaranjado las velas y el mar levantaba con sus choques la pesada cáscara del galeón.

Palabra del Dia

hociquea

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