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No posee un laboratorio misterioso con retortas, ni usa túnica ni caperuza, como los nigromantes remotos. La alquimia se ha modernizado. Ya no quiere fabricar el oro; más modesta, se conforma con elaborar pesetas sevillanas, precioso metal en este reino de la calderilla.

Mil veces lo tengo dicho y nunca dejo de pensarlo: los más ladinos y sutiles sabios experimentales no descubrirán jamás el secreto de la vida; siempre escapará a sus análisis químicos la fuerza misteriosa que une, traba y combina los átomos y crea los individuos; el amor, la conciencia, el pensamiento, la causa de moverse, de crecer orgánicamente, de sentir y de representarse en uno a los demás seres, no quedará jamás en el fondo de las retortas ni saldrá por la piquera de los alambiques. ¿Qué red delicadísima inventará el sabio para pescar ondinas, cazar silfos o sacar a los infatigables gnomos de las entrañas de la tierra?

Su esposa se enfadaba y amenazaba con tirar las retortas al patio. La única que le ayudaba algo era Presentación. Pero esto es por interés dijo tristemente, porque me necesita para llevarla a paseo. En cuanto se case me abandonará. En efecto, el amor había hecho presa al fin en el corazón de la hija menor del naturalista.

Frascos, retortas, cristales, cacharros grandes y pequeños, se hallaban esparcidos por el suelo y sobre una gran mesa de cocina. Allí era donde don Pantaleón y su amigo Moreno se encerraban para impulsar el progreso de la humanidad. De esta pequeña buhardilla saldrá al fin algo que el mundo acogerá con asombro y aplauso dijo con profética iluminación poniendo una mano sobre el hombro a su yerno.

El oro desaparecía rápidamente en las retortas, y, al cabo de muy poco tiempo, se encontró en la miseria, así como sus pupilos. Entonces fue cuando Pablo Aubry conoció días dolorosos. Su hermana Matilde pasó a un convento, donde tenían una tía religiosa; pero él tuvo que entrar de aprendiz: lo colocaron en una tipografía.

Supongamos ahora que, á costa de mucho trabajo y pesos, viniesemos á saber, por los reconocimientos que V. S. solicita, que el Yaguarí, por egemplo, corre diez leguas, mas ó menos, mas allá de lo que se piensa, que diez ó mil vueltas ó retortas, y que encabeza con el Guachie ú otro: ningun trabajo nos ahorraban estas noticias; porque, sea lo que fuese, corra por donde y como quiera, y encabeze con quien encabezáre, el tratado se ha de seguir, y los demarcadores de ambas Coronas lo han de andar juntos, haya exactos planos y noticias, lo mismo que si no los hubiera.

Aquel trabajo le gustaba; se entregó a él por completo; teniendo la dicha de encontrar en el señor Bontemps, el amigo de su tío, un director inteligente y bueno. Los inventos de su tutor, cuyas retortas ardían siempre, en busca de alguna quimera, habían familiarizado a Pablo con las preparaciones químicas; de manera que en poco tiempo pudo hacerse útil, y se hizo apreciar.

En varios anaqueles multitud de vasijas de barro, ampolletas de vidrio, redomas y pomos, que contenían sin duda extrañas drogas; arrimados a la pared o suspendidos de ella dos esqueletos humanos y pájaros y reptiles disecados; en diversos poyos, en mesas, en hornillas y en anafes, retortas, embudos y vasos de metal y de arcilla; en la gran chimenea de campana, que estaba en la pared opuesta al sitio por donde habían entrado, ardía un poco de leña en medio de rescoldo y ceniza.

Al cabo éste, pensando en la tribulación de su suegro, le buscó por toda la casa sin hallarlo. Subió a la buhardilla, que le servía de laboratorio, y antes de llegar escuchó sus pasos, firmes, acompasados, por la habitación. Miró por el agujero de la cerradura. En efecto, el célebre fisiólogo se paseaba lentamente, con las manos en los bolsillos, de un rincón a otro de la estancia, atestada de frascos y retortas, estampas de anatomía e instrumentos de física. Tenía los bigotes aún más caídos que de ordinario; los ojos aún más opacos.

Nada mas fácil que el sistema de nuestra numeracion; y sin embargo, no lo conocieron ni los griegos, ni los romanos. ¿Qué fenómeno mas sencillo, mas patente á nuestros ojos, que la tendencia de los flúidos á ponerse á nivel, á subir á la misma altura de la cual descienden? ¿No lo estamos viendo á cada paso en las retortas, y en todos los vasos donde hay dos ó mas tubos de comunicacion? ¿Qué cosa mas sencilla que la aplicacion de esta ley de la naturaleza á objeto de tanta utilidad como es la conduccion de las aguas?