Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 23 de mayo de 2025


Después de haber cortado la faja de tela de un modo irregular, pero eficaz, se dirigió en dos segundos hacia la puerta abierta adonde la llamaba el brillo del sol, mientras, que el pobre Silas la creía más preciosa que de costumbre. Fue sólo cuando volvió a necesitar las tijeras que lo sorprendió la terrible realidad. Eppie se había escapado sola, quizás se había caído en la cantera.

Un día, las vagonetas, al chocar unas con otras, aplastaban á un obrero: otro día saltaban de los rieles al bajar por el plano inclinado cayendo sobre un grupo encorvado ante el trabajo, que no recelaba la muerte traidora que llegaba á sus espaldas: los barrenos estallaban inesperadamente abatiendo los hombres como si fuesen espigas; llovían pedruscos en mitad de la faena, matando instantáneamente; y por si esto no era bastante, había que contar con los navajazos á la salida de la taberna, con las riñas en la cantera, con las disputas en los días de cobro, con la feroz acometividad de aquella inmensa masa ignorante y enfurecida por la miseria, en la cual vivían confundidos los que al salir de los penales de Santoña, Valladolid ó Burgos no encontraban otro camino abierto que el de las minas de Bilbao, en las que se necesitaban brazos, y á nadie se preguntaba quién era y de dónde venía...

Los labriegos convertidos en mineros eran el contrapeso inerte, incapaz de voluntad, que imposibilitaba la ascensión de los que vivían en el país. La cantera era el peor enemigo del obrero rebelde. En las minas de galerías subterráneas, con sus peligros que exigen cierta maestría, el personal no era fácil de sustituir; necesitaba cierto aprendizaje.

Sois de una constitución delicada, querida mía agregó con voz suave ; eso es lo que dice la señora de Winthrop. ¡Oh! yo soy más fuerte de lo que os imagináis, papá repuso Eppie , y si no hay bastantes piedras para cercar todo el jardín, servirán para proteger una parte. Después será más fácil conseguir palos u otras cosas para el resto. ¡Fijaos cuántas piedras hay alrededor de la cantera grande!

Te acordarás de aquel cuerpo sin igual, de aquel busto estatuario, de esos que se dan en el pueblo y mueren en la oscuridad cuando la civilización no los busca y los presenta. Cuántas veces lo dijimos: «¡Si este busto supiera explotarse...!». Pues ¡hala!, ya lo tienes en perfecta explotación. ¿Te acuerdas de lo que sostenías?... «El pueblo es la cantera.

El pinche se explicó trabajosamente. Su padre estaba arriba, en Labarga, en una casa de peones, muy enfermo; se moría. Al amanecer había querido levantarse para ir al trabajo como los demás compañeros, pero le ardía la piel, deliraba. El día antes había llovido y se mojó en la cantera.

Desde que le había conocido, poco más que de vista, en casa de mi tío, sentía yo gran deseo de echar un párrafo a mi gusto con el médico de Tablanca; porque se me antojaba que en aquel mozo había más «cantera» de la que se halla en el tipo usual y corriente de los hombres de su edad y circunstancias. Y resultó la cantera a los primeros desbroces; a flor de tierra, como quien dice.

Los jóvenes acogieron con grandes carcajadas esta ocurrencia; pero el capitán, sin hacer caso de sus risas, continuó siempre fijo en la misma idea: ¿Creéis que yo le hubiera dado el vino á no saber que se tragaba al menos el que le cayese en la boca?... ¡Oh!... ¡no!... yo no creo como vosotros que esas estatuas son un pedazo de mármol tan inerte hoy como el día en que lo arrancaron de la cantera.

¡Dios mío, Godfrey! dijo con tono compasivo, porque inmediatamente pensó que su marido debía sentir el deshonor más vivamente aún que ella. El dinero estaba en la Cantera prosiguió Godfrey , todo el dinero del tejedor. Todo ha sido recogido y en este momento llevan el esqueleto al Arco Iris. Pero yo me vine a contároslo todo; no he podido contenerme, era preciso que lo supierais.

Era de esperar: habían civilizado demasiado á su ídolo: lo habían hecho conocer el champagne, le habían arrancado de su barbarie primitiva y al encontrarse con otro de su clase, recién salido de la cantera, forzosamente había de ser el vencido. Todos ellos sentían la necesidad de insultarlo antes de irse. De buena gana hubieran golpeado aquel paquete inerte que sollozaba encogido en la banqueta.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando