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Actualizado: 13 de junio de 2025
El matrimonio exclamé entusiasmada, es la más hermosa de las instituciones que existen en la tierra. La unión perpetua con la persona amada, y se canta y se baila y se besan la mano... ¡Ah, sí, es encantador! ¿Se besan la mano? ¿Por qué la mano, sobrina? Porque yo... en fin, yo pienso así exclamé dedicando a mi pasado una sonrisa llena de misterios.
El hombre graba en su angustiada mente con santos signos la mejor palabra, y canta en tus recuerdos inspirado, volviendo tristemente sobre el tiempo dichoso y ya pasado, en que tu amor tan sólo, su amor era; amor dulce, sereno, inmaculado como el rayo del sol en primavera.
Una noche, pasando por delante del dormitorio, Carlos le oyó pronunciar claramente estas palabras: El capitán las echa de guapo para deslumbrar a la chiquilla; pero es para mí; y si quiere andarse en chanzas le corto el pescuezo en menos que canta un gallo. Una oleada de cólera le subió al cerebro, y el joven oficial abrió de repente la puerta...
Es ya inútil: pasada la sierra, han desaparecido por una extrecha y larga calleja formada por dos frondosas seturas, verde y pintoresco toldo cuyas paredes no pueden atravesar los débiles rayos del sol que va á ocultarse: tampoco se columbra un alma en la campiña; y sólo turba el silencio de aquella soledad la voz de una mujer que, desde el fondo de la calleja, canta á grito pelado: «Á las Indias van los hombres, á las Indias por ganar: las Indias aquí las tienen si quisieran trabajar.»
-Sí, señor -respondió el galeote-, que no hay peor cosa que cantar en el ansia. -Antes, he yo oído decir -dijo don Quijote- que quien canta sus males espanta. -Acá es al revés -dijo el galeote-, que quien canta una vez llora toda la vida. -No lo entiendo -dijo don Quijote.
Y, en viéndole, dijo su dueño: ''Ya me maravillaba yo de que él no respondía, pues a no estar muerto, él rebuznara si nos oyera, o no fuera asno; pero, a trueco de haberos oído rebuznar con tanta gracia, compadre, doy por bien empleado el trabajo que he tenido en buscarle, aunque le he hallado muerto''. ''En buena mano está, compadre -respondió el otro-, pues si bien canta el abad, no le va en zaga el monacillo''. Con esto, desconsolados y roncos, se volvieron a su aldea, adonde contaron a sus amigos, vecinos y conocidos cuanto les había acontecido en la busca del asno, exagerando el uno la gracia del otro en el rebuznar; todo lo cual se supo y se estendió por los lugares circunvecinos.
En seguida aparece en otro balcón de la casa mejor que está enfrente del Ayuntamiento el niño de seis o siete años más bonito, más inteligente y de más dulce voz que en el lugar hay; y primorosamente vestido de ángel, con tonelete de raso blanco bordado de estrellitas de oro, con refulgentes y extendidas alas y con corona de flores, canta una sencilla y sublime contraesencia, que comienza diciendo: «Esta es la justicia que manda hacer el Eterno Padre....»
Dicen que canta, que toca el piano, que lee y sabe muchas cosas de las que enseñan en ese colegio tan rico; que tiene la gracia de Dios para traer chalao a Su Eminencia. A la catedral pasa algunas veces por el arco, hecha una beatita, con hábito y mantilla, acompañada de una criadota fea. No será lo que creéis, muchacho. ¡Anda!
Estas nos miran; sonríen unas veces, amenazan otras, pero viven nuestra vida, sienten con nosotros, ó por lo menos así se cree, y el poeta que las canta les da alma humana.
Frecuentemente iban mil hombres a llenar en la fuente próxima unas cuantas alcarrazas de agua. Si por acaso salían a merodear pelotones de poca fuerza, eran despachados por los guerrilleros en menos que canta un gallo.
Palabra del Dia
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