United States or Curaçao ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pues aplica ahora el símil a la realidad del caso nuestro, y te digo: mira, Nieves, yo, en tu lugar, a tu edad, en tu posición, con tus racionales esperanzas de una larga y regalona vida, tan regalona como decorosamente quepa en una mujer honrada y de buena y cristiana educación, no comenzaría a gustar los placeres lícitos del mundo por lo más revuelto y lo mayor, sino por lo más tranquilo y más pequeño; no me expondría a corromper mis buenos instintos con los aires viciados y los ejemplos peligrosos de la vida social de las grandes ciudades, sino que me prepararía debidamente con otros aires más puros y otros ejemplos más... vamos, más... ¡Canástoles! pongámoslo en plata y acabemos: quisiera yo, Nieves de mi alma, que, ante todo, nos fuéramos, pero en seguidita, por una temporada tan larga como pudieras resistirla , a Peleches, al solar de tus mayores, donde yo nací y deseo morir, cuanto más tarde, por supuesto; a Peleches, digo, donde no has estado nunca, porque la fuerza de las cosas lo ha querido así, no porque a se me haya pasado por alto la necesidad, como te consta por lo que me has oído lamentarlo a cada instante. ¡Oh, y cómo había de lucirnos en el cuerpo y en el alma esta determinación llevada a cabo en ocasión y en época tan oportunas!

Y es bastante, ¡canástoles! dijo Bermúdez revolviéndose en su banqueta , y hasta sobrado para meternos en ganas de conocer de cerca a ese mozo tan simpático y tan... Hombre, se me ocurre una idea: súbanse mañana los dos a comer con nosotros en Peleches... Ello había de ser; conque anticipémoslo, y de ese modo quitará el pobre Leto el escalofrío, como los bañistas perezosos, de un chapuzón... ¡ja, ja!... ¿No es verdad, Nieves?

Nada, hija, nada: todo se reduce a una especie de recuento de cosas y de planes que yo pensaba hacerte dentro de unos días, y se me ha antojado hacértele ahora mismo, desde que he notado que no necesitas el aprendizaje ni de esos pocos días siquiera para desempeñar en regla tu nuevo papelito de señorita formal... Y ahí tienes la razón de los treinta y tantos piropos que te llevo echados en un periquete... Esperaba verte con cierta inseguridad al principio... ¿eh? con cierto encogimiento, y hasta... En fin, al asunto, ¡qué canástoles! que todavía, por el empeño de huir del perejil, se me va a plagar de ello la frente.

Suplía esta deficiencia pasajera apretando o aflojando los abrazos a su hija; y así se entendieron los dos tan guapamente. Por remate de la escena, que fue larga, logró decir con regular firmeza don Alejandro mientras enjugaba las lágrimas de Nieves con el pañuelo. ¡Ea, se acabó esto, canástoles!

¡Canástoles saltó aquí don Alejandro , con los valentones estos!... Yo no me trago a los hombres crudos, ni mucho menos; pero tampoco se me arrugan las narices por echar una cataplera por esas aguas allá.

Conste, señor matamoros dijo Bermúdez desde la puerta de la cámara cuando ya salía del pozo el comandante llevándose a remolque al boticario , que no solamente doy el permiso que me ha pedido Leto, sino que me quedo, y con gusto... ¡con mucho gusto, canástoles! mientras que usted se larga.

, señor, muy poco... nada; porque con todo ello junto, y a pesar de las ponderaciones honradísimas de su madre, sin que ella lo sepa puede ser el chico un perdulario, o llegar a serlo, o un descastado, o un hombre inútil y un detestable marido... ¡Eche usted, canástoles! ¡eche usted más peste si le parece poco todavía la que ha echado sobre el pobre chico!

Tampoco respondió don Alejandro, volviendo a dudar y a rascarse . Dentro de unos días, si se me ocurre y viene a pelo; porque te advierto, para tu tranquilidad, que no es asunto de vida o muerte para ti ni para ... Hablar por hablar, como el otro que dijo, y cosas de señor mayor... porque ya voy subiendo los cincuenta y cinco arriba, hija del alma, y hay que tenerlo todo presente a estas alturas, y mirar a muchos lados, por si a lo mejor se le van a uno los pies... y sanseacabó el viaje de repente, ¡canástoles!

¿De dónde? ¡De donde!... Pues ¡canástoles! del paseo; ¿no se lo estoy diciendo a usted? Quería yo decir que por dónde había paseado.

¡Canástoles! harto consiente quien se calla y deja hacer... Tanto más, cuanto que llegué a creer que vosotros, por vuestra parte, estabais proyectando lo mismo que nosotros. Pues ese ha sido tu error. Admitido; pero ¿por qué no me has sacado de él? Porque ni tiempo me diste para ello la única vez que hubiera venido al caso, como viene ahora.