Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 14 de julio de 2025
El terreno ofrecía leves ondulaciones y se extendía rojizo y desierto, cortando a lo lejos el horizonte con una raya bien pura. Ni un árbol, ni una casa. Los finos zapatos de Clementina se hundían en la tierra y quedaban manchados. Caminaban silenciosos. Raimundo ya no tenía fuerzas para hablar.
Mientras caminaban hacia la mansión de los Quiñones, el barón no cesó de vomitar injurias y amenazas de muerte contra la esposa del maestrante. Fray Diego procuraba inútilmente calmarle. Sus instintos sanguinarios se iban exacerbando de tal modo, que el ex-fraile, temiendo una catástrofe, se despidió al llegar a la puerta del palacio. El barón tiró de la campana.
Hasta tocar casi en las primeras casas no alcanzó á sus favorecidas, que sin volver la vista atrás caminaban con toda la celeridad que les consentían sus fatigados pulmones. Al verlas no pudo menos de sonreir exclamando en voz baja: «¡Vaya unas piernas que os ha dado el miedo, hijas mías!» Pasó delante de ellas y saludó cortésmente. Buenas tardes. Buenas tardes respondieron las jóvenes.
El ogro estaba cada vez más irritado conforme descendía la ardorosa cuesta, y mientras mascullaba sus palabrotas, animaba con el látigo a los machos, que caminaban desfallecidos, con la cabeza baja, casi rozando el suelo.
En esto, volvió el cura el rostro, y vio que a sus espaldas venían hasta seis o siete hombres de a caballo, bien puestos y aderezados, de los cuales fueron presto alcanzados, porque caminaban no con la flema y reposo de los bueyes, sino como quien iba sobre mulas de canónigos y con deseo de llegar presto a sestear a la venta, que menos de una legua de allí se parecía.
El musgo de las laderas ahumaba bajo los tibios rayos del rebozado sol: de cada hilo de hierba pendía una gota de agua. Nuestros cazadores caminaban lentamente. El aliento que salía de sus bocas se cuajaba en la atmósfera.
Esparcidos por la llanura, caminaban, al guarecerse de la montaña, los caballos cansados, poco ayudados de las mujeres mas llenos de temor, y ímpedidos de los niños, que en los pechos y en los brazos los sustentaban, no pudieron salvarse.
El paisanaje se había reunido en la «cancha» improvisada donde se medía las distancias a correr y en cuyas inmediaciones «se caminaban» del cabestro los parejeros que eran, sin disputa, tanto mejores cuanto peor aspecto presentaban.
Octavio sintióse aún más lisonjeado por estas palabras que por el buen sitio que la condesa había otorgado á su clavel, y mientras caminaban en dirección á la huerta se enredó en un laberinto de explicaciones metafísicas sobre las diferencias y afinidades que existen entre la galantería, el amor, la amistad, la simpatía, etc., etc.
Algunas aldeanas los acompañaron un buen trozo del camino, despidiéndolos á la salida del valle. Al entrar en la cañada, una brisa perezosa y blanda vino á acariciarles el rostro y las manos. Caminaban charlando y comiendo avellanas. Cuando la condesa tenía reunidos en la mano algunos cascos, los arrojaba riendo á la cara de su acompañante.
Palabra del Dia
Otros Mirando